En Homs. Muestra a varios ciudadanos sirios reunidos en el lugar donde se ha producido un ataque con granadas propulsadas por cohete.
Cuando faltan dos semanas para que se efectúe la conferencia internacional de paz sobre Siria, el principal grupo de oposición del país con apoyo de Occidente está cerca de desmoronarse, arrastrado por las presiones externas, luchas intestinas y profundas desavenencias ante un posible diálogo con el presidente Bashar Assad.
La crisis por la que atraviesa la Coalición Nacional Siria plantea nuevas dudas sobre la llamada conferencia de Ginebra, cuya inauguración está prevista para el 22 de enero en Montreux, Suiza.
Las perspectivas para un resultado eficaz de las conversaciones parecen desoladoras en el mejor de los casos: Assad ha dicho que no entregará el poder y la oposición -si decide asistir a Suiza- no está en una posición para obligarlo a que haga concesiones.
Estados Unidos y Rusia, que apoyan a distintos bandos en el conflicto en el que han muerto más de 120,000 personas, han intentado durante meses sentar en la mesa de las conversaciones al gobierno y los insurgentes con el propósito de que negocien el fin de la guerra.
Sin embargo, debido al estancamiento en la lucha, el gobierno y los rebeldes no han mostrado interés para alcanzar algún acuerdo, lo cual ha resultado en el aplazamiento de la reunión en diversas ocasiones.
Ahora que se ha fijado una fecha y se han enviado las invitaciones, la decisión de asistir a o no se traduce en gran presión para la Coalición.
"Ginebra comienza a mostrar que es un camino hacia la ruina para la llamada oposición moderada, tanto en el aspecto político como en el militar", dijo Salman Shaij, director del Centro Brookings Doha. Las diversas facciones rivales que conforman la Coalición afrontan intensa presión internacional para que vayan a Suiza, dijo Shaij. Están conscientes de que "si lo hacen, podrían ingresar en una conferencia muy mal definida y mal preparada de la que tal vez no surja nada que puedan mostrar a sus hermanos dentro de Siria, y esto mermaría aún más su credibilidad", agregó.
La credibilidad ha sido un punto en contra de la Coalición desde su establecimiento hace poco más de un año. El grupo de amplia representación se creó en medio de las presiones internacionales con vistas a un organismo más fuerte y más unido que sirviera de contrapeso a las fuerzas extremistas que combaten al gobierno de Assad.
Sin embargo, la Coalición jamás ha devenido en una dirección eficaz ni unificada fuera de las potencias, como habían previsto Estados Unidos y sus aliados árabes, mientras que los rebeldes y activistas dentro de Siria han acusado a la oposición en el exilio de inútil y de no mantener comunicación.
La Coalición no es totalmente responsable de algunas de las dificultades que enfrenta, en tanto que decidir si asiste o no a la conferencia de paz ha expuesto sus contradicciones internas.
La Coalición nunca ha tenido una estructura orgánica y carece de amplio apoyo popular dentro de Siria, tanto de activistas como de combatientes. Su legitimación ha provenido siempre de sus patrocinadores extranjeros.
Exigen intercambiar reclusas por monjas
El grupo que tiene en su poder a las 13 monjas de Malula, retenidas por los opositores sirios desde el pasado 2 de diciembre, ha exigido la liberación de unas 200 presas en cárceles del régimen de Bashar al-Assad, dijo ayer uno de los mediadores para la puesta en libertad de las religiosas. El jefe del Consejo Ortodoxo libanés, Robert Eid, explicó que se está trabajando para la excarcelación de esas presas, que fueron detenidas por las fuerzas gubernamentales sirias en la provincia central de Hama. Eid agregó que las monjas siguen retenidas en un chalet, propiedad de un cristiano, por una organización insurgente en la población de Yabrud, al norte de Damasco, cuyo cabecilla es de nacionalidad kuwaití y responde al apodo de Abu Anyan.
"La religiosas se encuentran bien y en buen estado de salud, el problema es que no son libres", indicó el mediador, que señaló que las monjas tienen contacto telefónico con sus familias. En el marco de las gestiones para obtener su liberación, Eid se reunió ayer con el director de la Seguridad Nacional libanesa, general Abas Ibrahim, a quien le pidió que actúe también para conseguir la puesta en libertad de los obispos Bulos Yaziji y Yuhana Ibrahim, secuestrados el 22 de abril.