Hay gente que exige lo que ni siquiera le pertenece
Es muy difícil hacer lo correcto y lo debido cuando se trata de tratar con personas que sólo quieren sacar provecho de todo. Estas gentes que bien se pueden describir como parásitos, personas aprovechadas o conchudas. No aportan nada y lejos de tener respeto por la vida, las personas y la propiedad de los demás, exigen y demandan que se les dé todo lo que ellos creen que se merecen.
El problema no son ellos, sino las personas con las que se rodean, sus víctimas si se les puede llamar así. Como actuar con personas que no tienen límite, que no tienen compasión, ni sienten culpabilidad. Personas que sólo ven por sí mismas y nadie más.
En realidad este tipo de persona vive en una dimensión distinta a la sensibilidad de los demás, por lo tanto, no son ellos los que sienten conflicto al pedir, querer y exigir lo que no es de ellos. Son los demás, los que sí ven, sí sienten y se entienden que estas personas sólo están para pedir sin agradecer, nunca tienen algo que dar; son nocivas y pueden contaminar cualquier ambiente.
Santiago es un hombre desafortunado. No tiene nada, su trabajo no le deja suficiente para vivir. Según él, ha tratado de buscar nuevos trabajos en distintas ciudades, busca clientes nuevos, socios que lo pudieran complementar mejor, pero su carácter siempre se interpone y termina sin ganar o producir lo que él pensaba que iba a poder conseguir. ¿Entonces qué hace? Muy fácil, se retira, se aparta, y cuando no evade su realidad, va y pide que le ayuden, que le den, sin tan siquiera tener consideración de la situación o la condición de los demás.
Sus hijos ya están casados, con sus propios problemas y obligaciones, pero Santiago muy quitado de la pena se aparece como cometa cuando se le da la gana, y sin culpa ni remordimiento pide que le ayuden y le den comida, hospedaje y por qué no, que le aporten y le paguen sus nuevos caprichos.
Su hija a punto de parir le dijo que su marido no estaba en las mejores condiciones para recibir visita, él con su frescura le comentó que se limitaría y se adaptaría, sin escuchar que realmente incomodaría.
A su hijo le pidió un acordeón y cuando lo fueron a comprar, Santiago se enojó porque el instrumento que le querían regalar estaba muy corriente, jamás se le ocurrió pensar que quizá ése era lo único que su hijo podía pagar.
La receta
Ser una persona correcta
Ingredientes:
2 pedazos de consideración; respeto, reconocimiento y valor de las personas.
1 manojo de integridad; honestidad, valores, justicia y rectitud.
2 cucharadas de control; disciplina, conciencia y prudencia.
1 pieza de responsabilidad; obligaciones personales.
1 taza de bondad y compasión; generosidad, sensibilidad, comprensión.
3 cucharadas de fortaleza y humildad; valor, sencillez y carácter.
Recomendación del chef: Siempre hay que recordar que uno actúa correcta y debidamente no porque lo vean, ni siquiera por el que opinen de él, ni por las otras personas, uno procede bien porque es lo que se debe de hacer.
Modo de preparación:
1. Actuar correctamente hace mejor a la persona y mejora la calidad de vida. El beneficio mayor al hacer lo debido y lo justo lo obtiene la misma persona que realiza la acción. El sentimiento de bienestar proporciona paz, tranquilidad y crea una persona con un buen corazón.
2. La acción correcta es la recompensa del actuar bien. Uno actúa sin esperar nada a cambio. El premio real, es el reconocer que la acción realizada ha creado una diferencia y se ha contribuido positivamente tanto a otro ser como a la comunidad.
3. Una persona considerada no depende de nada de nadie para actuar debidamente. Por más dificultades, malas influencias o necesidades que se tenga, una persona debe de actuar con justicia, dignidad y hacer actos con compasión. Bastantes problemas hay para uno ser otro agente que causa más dolor.
"La gente que se porta bien, se siente bien y por lo tanto hace las cosas mejor".
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