En un desplegado publicado el lunes pasado en la prensa nacional, el alcalde de Saltillo Isidro López Villarreal denuncia la violación sistemática del derecho a la privacidad que sufren los saltillenses, mediante espionaje telefónico.
En la publicación el Alcalde manifiesta que la información fruto del espionaje se manipula en medios de comunicación, para difamar tanto a funcionarios de su gobierno como a ciudadanos comunes, y asegura haber puesto al tanto al gobernador Rubén Moreira, sin que éste haya hecho nada al respecto.
La apatía que López Villarreal atribuye al gobierno local, genera en él la preocupación de que el espionaje ocurra con la complacencia del Gobernador y se esté utilizando tecnología pagada con recursos públicos, destinados a combatir al crimen organizado. El Alcalde pide la intervención del presidente Enrique Peña Nieto y de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, porque a su juicio el espionaje compromete la gobernabilidad de Coahuila y vulnera la legalidad, "en un Estado tan lastimado por problemas como la corrupción, la inseguridad y la deuda pública."
Lo cierto es que Isidro López hasta el año pasado, era un empresario de abolengo sin antecedentes de participación política, y frente al proceder del nefasto moreirato tuvo la entereza de sacrificar su confort y su privacidad, para navegar en las turbulentas aguas de la vida pública por el bien de su familia y de su Patria.
Isidro López llegó a la alcaldía de Saltillo como candidato ciudadano, postulado por el Partido' Acción Nacional. Una vez en el cargo mostró una actitud de cooperación con el Gobierno del Estado y para muestra, el Municipio de Saltillo participa en un proyecto metropolitano de seguridad propuesto por Moreira, para lo cual López Villarreal conserva al mismo jefe de policía municipal, de la pasada administración priista.
Ni ésta ni otras pruebas de colaboración han sido suficientes para que Moreira deje que Isidro gobierne en paz, no obstante que fue elegido por los ciudadanos. Desde el primer día de su gobierno hace cuatro meses, López Villareal, su familia y cuanto saltillense disienta del Gobierno Estatal, sufren el acoso constante de un sector de la prensa de Saltillo, que se comporta como si fuera propiedad de Moreira.
Del contenido del desplegado se desprende, que Isidro López se ha convencido de que el moreirato no tiene lado bueno ni tiene remedio, y su mensaje para Rubén es claro: No me voy a dejar. El reclamo de Isidro frente al Presidente es pertinente, porque además de que el espionaje es de competencia federal, la destitución de Humberto Moreira de la dirigencia del PRI nacional, cuando su presencia amenazó la carrera de Peña Nieto, generó un acuerdo entre priistas que permitió el absurdo de que Rubén sucediera en la gubernatura a su propio hermano, lo que convirtió a Coahuila en basurero del PRI. ¡No es justo!
El edil saltillense ha tomado nota de la experiencia sufrida en Torreón en tiempos de José Ángel Pérez, cuya gestión fue saboteada hasta que el moreirato tomó por asalto nuestra ciudad, dejándola quebrada y con los servicios públicos colapsados, como hasta la fecha sigue.
Los coahuilenses sabemos que además de la violación a los derechos de privacidad implicada en el espionaje, en nuestro Estado impera el autoritarismo, la represión contra toda forma de disidencia, y la violación por sistema de otros derechos fundamentales, como los derechos de las víctimas y sus familias en el caso de muertos y desaparecidos, así como los derechos de los migrantes.
La lucha a favor de la legalidad, contra la corrupción, contra la megadeuda y contra la impunidad en Coahuila, es una prioridad que nos incumbe a los ciudadanos de Torreón. Ojalá que la vida pública de nuestra ciudad y región, se renueve y fortalezca con la participación de hombres y mujeres como Isidro López Villareal, que dignifiquen el ejercicio de la política, aportando lo mejor de sí mismos.
