La expresión en el rostro del Padre Alejandro Solalinde era aterradora: abría mucho los ojos, meneaba la cabeza de un lado a otro y repetía "no". Para todos ellos que no conocían "El Bordo", incluidos activistas venidos de Estados Unidos, era incomprensible ver a cientos de hombres con las piernas amputadas, brazos gangrenados, viviendo en un canal de aguas negras y basura chamuscada.
Este lunes el sacerdote, fundador del albergue Hermanos en el Camino, viajó a la ciudad de Tijuana y visitó la zona conocida como "El Bordo", un canal de aguas de negras donde miles de deportados viven, luego de ser expulsados de Estados Unidos y sin recursos para regresar a sus lugares de origen.
Era la primera vez del sacerdote, activista y defensor de los derechos de los migrantes en El Bordo.
Se han reportado todas las violaciones que se cometen en esta zona de la ciudad, donde se estima viven más de mil 500 deportados, ante la pasividad de las autoridades que durante años han realizado redadas policiales para tratar de sacarlos del canal de aguas negras.
Los migrantes han tenido que excavar agujeros y vivir bajo tierra, o construir improvisadas casitas de madera o con desechos que bajan de las colonias de Tijuana. El Sacerdote, les dio su bendición, pero también se comprometió a buscar soluciones.
