Nuevamente el fenómeno de los chapulines. Nuevamente los intereses partidistas sobre el "supuesto" interés de trabajar por los ciudadanos. A tan sólo mes y medio de haber asumido su cargo como regidores, los priistas Luis Gurza y Leticia Castaño ya pidieron licencia para separarse de su cargo con la intención de contender por una diputación.
Hace menos de un año Luis Gurza aún portaba la camiseta de Acción Nacional, el no ser considerado como candidato a diputado lo hizo renunciar a su historia y buscar cobijo en el PRI donde se integró a la planilla del hoy alcalde Miguel Riquelme.Leticia Castaño apenas cobró su primer mes como regidora, sus acciones aún ni siquiera pueden ser calificadas de buenas o malas, cuando ya también anunció que se separa de su cargo.
La costumbre de brincar de un cargo de uno a otro se vuelve más "cotidiano", o tal vez cínico, en la clase política, sin embargo no por eso debe dejar de causar indignación en la sociedad. ¿Cómo creer en los discursos y promesas de campaña cuando se privilegian los intereses personales y partidistas?
A la renuncia de los regidores hay que sumarle la de los secretarios de Coahuila. Apenas el pasado lunes el gobernador de Coahuila, Rubén Moreira, anunció que cinco de sus funcionarios estatales se separarían del cargo para buscar contender por una diputación local.
De esta forma renunciaron a sus respectivos cargos Verónica Martínez, secretaria de la Juventud; Sonia Villarreal, titular de la Secretaría de la Mujer, y José María Fraustro Siller, de Educación. También Francisco Tobías, titular de la Comisión para la Regularización de la Tenencia de la Tierra Urbana y Javier Díaz como director del Instituto Estatal del Deporte.
Más allá de sus virtudes, lo cierto es que nuevamente los políticos locales abandonan la chamba, los proyectos, si es que lo había, con el único interés de ganar una curul.
De esta forma es importante analizar el fenómeno de cómo el propio hábitat donde se mueve la Administración pública es la que fomenta que los funcionarios no se comprometan con su cargo y privilegien los intereses propios de la "arena" política.
Es decir, lo político resulta más importante que el dar buenos resultados dentro de la Administración pública.
De acuerdo al investigador David Arellano en su texto titulado "Nueva Gestión Pública ¿el meteorito que mató al dinosaurio? Lecciones para la reforma administrativa en países como México", en nuestro país la burocracia gubernamental tiene un doble papel de amplia importancia política:
"Ser espacio real de la lucha por el poder, la arena política pues, y por el otro lado constituirse como el espacio objetivo de representación social".
Es decir, que en el ejercicio público su propia naturaleza lleva a los funcionarios a aprovechar los espacios para consolidar su imagen política olvidándose en dar buenos resultados a sus verdaderos jefes, es decir a los ciudadanos.
La ausencia de contrapesos en la burocracia, ha permitido que los políticos brinquen de un puesto a otro sin que nadie, en la mayoría de las ocasiones, les cobre la factura. Algunas voces afirman que esto fue lo que motivó la derrota de Fernando de las Fuentes, apenas el año pasado en la contienda por la alcaldía de Saltillo. Y es que el político priista se había caracterizado por no concluir ningún cargo y siempre brinca de un puesto a otro.
En esta ocasión hablamos de políticos de las filas del PRI, pero es importante señalar que el fenómeno se da en todos los partidos. Ejemplos en el PAN local también abundan, ahí está Rodolfo Walls que por tres administraciones seguidas cobró en la nómina municipal de Torreón o Guillermo Anaya que de senador pasó a ser diputado sin mayor problema.
Sin duda el mensaje que mandan Luis Gurza y Leticia Castaño, como integrantes de una administración que apenas empieza no es positivo, es cierto, como ciudadanos son libres de tener aspiraciones políticas, sin embargo no es muy ético de su parte bajarse de un barco cuando apenas ha zarpado. Menos es hacerlo con licencia, es decir, si no ganan las elecciones pueden regresar tranquilamente a la regiduría.
En este escenario es urgente que la sociedad se vuelva más participativa para auditar el desempeño de los políticos quienes por décadas, sin importar su filiación partidista, han privilegiado sus intereses particulares y políticos a los del grueso de la población.
Los ciudadanos debemos vigilar el aparato burocrático que nos gobierna, debemos dar incentivos para la buena administración, pero sobre todo debemos castigar la falta de compromisos y la corrupción.
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