El diestro español José Tomás, el príncipe de Galapagar, lidia su primer toro de la tarde 'Siempre Amigo', de 507 kilogramos. (EFE)
El diestro español José Tomás reapareció hoy en la Plaza Provincia Juriquilla, de la ciudad de Querétaro, y lo hizo con el pie derecho, al cortar dos orejas, al igual que el mexicano Fernando Ochoa, quien se despidió de la afición.
En este "mano a mano", que causó mucha expectación por el regreso del llamado "Príncipe de Galapagar" a los ruedos profesionales, se lidiaron tres astados de la dehesa de Los Encinos y cuatro más, uno de regalo, del hierro de Fernando de la Mora, todos bien presentados en general y con un juego bastante variado.
Abrió la tarde el madrileño José Tomás con "Siempre amigo", de Los Encinos, con el cual hilvanó un trasteo fiel a su estilo: Sobrio, sereno y templado, que de inmediato caló en las alturas de la plaza queretana, que presentó un lleno de los llamados "no hay billetes".
Tomás completó largas y variadas tandas por ambos lados del toro, todas bien rematadas, en una faena meritoria y lucida, misma que coronó mejor con el acero, para cortar de forma merecida las dos orejas.
Con su segundo toro, "Olé Pollo", José Tomás se mostró más pausado y sereno, ante un burel de Fernando de la Mora que careció de mucho juego y al que esperó y consintió de más en otro trasteo inteligente y empeñoso. Mató pronto y se fue con una ovación.
El español logró, con el quinto toro, éste de Fernando de la Mora y llamado "Rey de Sueños", otra faena llena de detalles artísticos y lucidos por ambos lados, con largas y templadas tandas bien rematadas que pusieron de pie a los aficionados. Malogró con el acero y terminó con triunfal vuelta al ruedo.
Fernando Ochoa poco pudo mostrar en su primer turno ante "A flor de piel", un toro de Los Encinos que le evitó cualquier intento de lucimiento, a pesar de los muchos intentos del michoacano, quien se despidió de esta afición. Batalló y se fue con palmas.
Su tercer toro, "Pisa flores" de Fernando de la Mora, le impidió concluir su carrera taurina en este escenario con una labor digna y acorde a las circunstancias, de ahí que decidió regalar un sombrero, en busca de su último triunfo en este ruedo.
Con el regalo, Fernando Ochoa mejoró en los tres tercios, hasta lograr una faena meritoria, variada y lucida, misma que remató mejor con el acero, para cortar una oreja.
