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Resultados de las reformas

ROGELIO RAMÍREZ DE LA O .

Por segundo año consecutivo, en una administración de seis años, hay bajo desempeño económico. El desánimo que esto ha generado es porque había muy altas expectativas de productores y consumidores en diciembre de 2012, quienes esperaban un nuevo y duradero capítulo de crecimiento acelerado.

Parte de la expectativa se basó en la imagen de competencia política y el acercamiento del PRI con grupos económicos, así como en una agenda que incluía reformas que los mercados estimaban como motores de inversión y crecimiento. Para estos efectos las únicas que importaban eran la reforma de energía y la fiscal, como medios para despertar el apetito de toma de riesgos en muchos nuevos proyectos.

El gobierno escogió una ruta menos directa al crecimiento, presentando muchas y diversas reformas, como pretendiendo avanzar a lo largo de un gran frente. Quizás sin advertirlo, impulsar esta agenda tan amplia distrajo su atención de lo esencial para mantener el crecimiento. Éste, sin embargo, siempre fue esencial para validar con la opinión pública la agenda oficial.

Al estar ya avanzados en el segundo año de gestión, se puede intentar un balance: el gobierno logró en gran medida el control de la agenda política y el apoyo de los dos partidos de oposición a través del pacto por México, pero no logró mantener el crecimiento.

Las expectativas del sector privado se fueron corrigiendo a la baja y así su entusiasmo por invertir, al presentarse y prolongarse la desaceleración. Asimismo hubo descalabros con impactos en empleos, como la caída de la vivienda, la ausencia de proyectos sonantes de infraestructura y el sobre-endeudamiento de gobiernos estatales que tuvieron que suspender obras, entre otros.

De ahí que aún a estas alturas empresarios y medios especializados se pregunten cuál es realmente la trayectoria de la economía en el mediano plazo. Esto, incluso dando por descontado que habrá una reforma de energía que movilizará inversiones, en el caso de proyectos que tienen muchos años bajo consideración, como los ductos para transporte de gas.

Más el impacto de esta reforma se limitará a un sector específico de proyectos y de empresas y no necesariamente impregnará a toda la economía. A menos que rápidamente hubiera una fuerte baja de precios de energía, la cual ha sido descartada por los representantes del PRI.

Si el saldo es que habrá reformas, cuyos primeros resultados comenzarán a materializarse a mediados de 2015 y que el crecimiento seguirá su propia trayectoria, el gobierno habría consolidado su base política en el congreso y en los dos partidos de oposición, pero sin haber logrado el acelerado crecimiento del ingreso nacional.

Esto limitará mucho el apoyo de la población para su agenda y programas. Por otra parte, los resultados de las reformas serán juzgados en cada caso. Algunas, como una la educativa, tendrán dudosos alcances; otras, como la financiera, podrían impulsar el crédito y bajar sus costos para los usuarios. No es eso lo que se espera de un gran cambio de rumbo.

La economía, con bajo crecimiento quedaría expuesta a un clima internacional que en 2013 fue todavía muy favorable, pero que ha ido cambiando y tiene riesgos altos de tornarse desfavorable.

Una conclusión es que el proceso de reforma en un sentido profundo es muy complejo y de ninguna manera puede desligarse de resultados económicos de corto plazo, cuando menos porque el apoyo de la población y la confianza son indispensables para el éxito político. Una agenda directamente enfocada en el crecimiento seguirá siendo necesaria.

Comentarios: rro@gmail.com (Analista económico)

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