Conocedora. José Revueltas aparece en la obra de Elena Poniatowska para reconstruir los momentos esenciales en la vida del escritor.
El pasado 23 de abril, en Alcalá de Henares, durante su discurso de recepción del Premio Cervantes, Elena Poniatowska invocó a tres autores mexicanos que debieron recibir ese galardón: María Luisa Puga, Rosario Castellanos y José Revueltas.
La mención del duranguense era apenas necesaria, pues durante décadas ha estado presente en la obra de la escritora: además de que Revueltas aparece como personaje en al menos cinco de sus libros, le debemos a doña Elena tres entrevistas que nos permiten trazar, a quienes no conocimos al duranguense, un vívido perfil del escritor y militante.
Así pues, hay mucho material para una conversación acerca de la vida de Don Pepe, de su relación con los jóvenes, de su militancia política, del veto que aún pesa sobre su obra e incluso de las similitudes y diferencias entre Revueltas y Octavio Paz, otro escritor nacido hace cien años.
Para abrir la charla le pregunto sobre esas entrevistas, publicadas entre 1970 y 1976 en La Cultura en México, suplemento cultural de la revista Siempre! Resulta evidente el cuidado con el que, desde entonces, la escritora y periodista preparaba sus entrevistas: "Lo entrevisté en su casa que estaba en la avenida Insurgentes con su mujer, Emma Barrón, que era una maravilla", me cuenta, y después evoca la forma en que Revueltas solía beber vino blanco en una taza. "Yo leía sus novelas, sobre todo El luto humano, y a partir de allí comenzaba a hacer preguntas".
En esas charlas los cuestionamientos de la reportera iban más allá de lo anecdótico: "¿Vives tu vida como un pretexto literario? ¿Haces literatura cuando estás haciendo política? ¿No crees que te has privado de hacer algunos libros por esta actividad política tan absorbente?".
Basta repasar las ocasiones en que José Revueltas aparece en la obra de Elena Poniatowska para reconstruir los momentos esenciales en la vida del escritor: desde la juventud temprana, cuando recorría el país tratando de ganar adeptos para el Partido Comunista, hasta el día en que más de mil personas acudieron a su funeral en el panteón de San Joaquín, pasando por sus estancias en los penales de las Islas Marías y Lecumberri.
Leyendo La piel del cielo, novela que le valió a la escritora el Premio Alfaguara en el año 2001, nos encontramos con un joven Revueltas que acaba de perder el borrador de su primera novela (titulada El quebranto) y está escribiendo Los muros de agua.
"Soy un inconforme, un aguafiestas, un acérrimo enemigo del gobierno", dice Revueltas al protagonista, Lorenzo de Tena, alter ego del astrofísico Guillermo Haro. No obstante su juventud, Revueltas ha sido llevado a las Islas Marías, ha dormido en calabozos, después viajará a Moscú. Según la misma novela es un voluntario incansable que "dormía tranquilo en la banca de cualquier parte, y que aguantaba hasta cuatro días sin comer".
Asimismo lo recuerda hoy la autora: "así era Revueltas. Siempre fue un hombre que se maltrataba, que maltrataba su cuerpo. Había días en que no comía, que dormía en una banca, a veces no traía ni siquiera para pagar el autobús.
En dos de mis libros, La piel del cielo y El universo o nada, aparecen los viajes de Guillermo Haro con José Revueltas. Cuando era muy joven, Haro se acercó al Partido Comunista y desarrolló una enorme admiración por Narciso Bassols, quien lo invitó a repartir en los pueblos más distantes la revista Combate, labor que hacía con Revueltas".
En otra de sus novelas, Paseo de la Reforma, Revueltas aparece como uno de los intelectuales que visitan la casa de Ashby, un millonario cuya visión del mundo cambia a raíz de un accidente. Cuando leo en voz alta ese fragmento, la autora dice: "lo metí simplemente como un homenaje para no olvidarlo, porque él nunca estuvo en el campanario. Él luchó siempre desde el margen, desde las orillas, nunca tuvo un papel protagónico".
Recuerda entonces que el autor de Los días terrenales tenía una tendencia a sentirse culpable de todos los males de esta tierra: "Yo creo que él era así porque esa actitud nos la enseñan mucho cuando somos jóvenes.
En la Iglesia y en los retiros espirituales nos enseñan que somos responsables de nuestros hermanos, de lo que le pasa al otro, que hay que dar la vida por el otro. Revueltas era así, muy distinto a otros escritores que estaban más en el campo de hacer fortuna y también en el campo de la vanidad, con un gran aprecio por sí mismos".
Cuando le pregunto cuáles serían las enseñanzas literarias que le dejó Revueltas, responde de inmediato: "Primero, esta inclinación hacia los hombres y las mujeres que están fuera de la bonanza de México, un poco los condenados de la tierra, como les llamaba Frantz Fanon. Inclinarse hacia gentes que en general no tenían ninguna oportunidad en la vida.
Este era un aspecto de la literatura mexicana que José Revueltas abrió… creo que él tuvo también mucha influencia en Juan Rulfo, porque Rulfo también escribió sobre esas personas que nadie quiere saber cómo piensan ni cómo son. Claro que allí está Azuela con Los de abajo, también se puede decir que en su momento eso hizo Rosario Castellanos, aunque a ella no le gustaba que le llamaran indigenista, que le pusieran etiquetas a su literatura. Y también lo hizo Elena Garro".
Aunque no lo menciona, esta preferencia por los que no tienen oportunidades, los que viven situaciones desesperadas, también ha sido un rasgo esencial en lo que escribe Elena Poniatowska: mucho antes de que se pusiera de moda defender los derechos de la mujer, ella estaba involucrada en esas luchas. Recibía en su casa a las mujeres que andaban tocando puertas en busca de sus hijos desaparecidos durante el período conocido como "guerra sucia".
Otro rasgo por el que desde muy joven ha destacado la más reciente ganadora del premio Cervantes es su capacidad para mezclar dos ámbitos de la palabra escrita: la literatura y el periodismo. Su obra nos recuerda que estas dos esferas no son agua y aceite. En busca de material para sus novelas, Elena Poniatowska se adentraba en las vecindades del DF, concretamente en las calles de Morazán y Ferrocarril Cintura, para entrevistar a Josefina Bórquez, una mujer que lavaba ropa y que se transfiguró, por las astucias de la literatura, en Jesusa Palancares, la protagonista de Hasta no verte Jesús mío:
"Yo escribo de lo que veo, de lo que oigo y de lo que me dicen. Escribo con una inclinación natural hacia todo lo que es distinto a mi vida. Me interesa contar las historias de los que no tienen, que no han tenido oportunidades ni privilegios. Tengo más curiosidad por esas historias que me sacan de mí misma y de mi medio social, porque al final, nadie me ha dado lo que me dio Jesusa Palancares".
Víctima
Desde los años sesenta, varios escritores como José Agustín, Gerardo de la Torre, Vicente Leñero y Carlos Monsiváis señalaron que había una especie de "veto literario" muy fuerte contra Revueltas.
Pareciera que para muchos, comenzando por el estado mexicano, las inquietudes del militante eclipsaban los méritos del escritor. A casi cuarenta años de la muerte de don Pepe, Elena Poniatowska considera que el veto sigue: "Había, siempre la hay, una actitud de desprecio hacia los militantes. Pero además hay que considerar otra cosa: con las inquietudes que tenía, era muy fácil perder la concentración en su propia obra".
Añade que las impugnaciones, los ataques y el ninguneo se debieron también a la izquierda indignada por los cuestionamientos que el duranguense lanzaba contra los comunistas dogmáticos, ciegos, sobre todo en Los días terrenales y en Los errores: "A Revueltas todo el tiempo lo juzgaban, estaba en el asiento del culpable, ya de por sí tenía una tendencia a sentirse culpable de todos los males de esta tierra".
Bibliografía
José Revueltas es autor de textos como:
⇒ Los muros de agua.
⇒ El luto humano.
⇒ Los días terrenales.
⇒ En algún valle de lágrimas.
⇒ Los motivos de Caín.
⇒ Los errores.
⇒ El apando.
⇒ Escritos políticos I, II y III.