Fe. Durante los rezos hubo momentos críticos por el dolor de recordar a Alexander y desconocer el paradero de 42 jóvenes.
Padres de los 42 normalistas desaparecidos acompañan en su dolor al señor Ezequiel Mora y a su familia. Es la primera ocasión que están reunidos compartiendo el dolor, porque el día de la noticia de que los restos eran de Alexander marcharon en el Zócalo de la Ciudad de México.
Pasado el mediodía, la casa de adobe de la familia Mora Venancio luce completamente llena de familiares y amigos normalistas para despedir como se merece un Ayotzi.
Todas pierden su mirada hacia el altar en donde están las fotos de Alexander, un joven que aspiraba a ser docente normalista y jugador de futbol.
Una señora mayor es quien encabeza los rezos. Nadie puede contener el llanto y llegan los recuerdos de los otros 42 estudiantes que faltan.
Don Ezequiel y su hijo Hugo se ven más tranquilos a comparación del día en que recibieron la noticia de que los restos encontrados en el río San Juan pertenecen al más joven de ocho hermanos.
Don Ezequiel y sus hijos Edith y Hugo reciben muestras de cariño. Cientos de abrazos intentan sanar esa herida, pero Edith no puede contenerse. "La herida está abierta".
Sus asesores y abogados los acompañan. También integrantes de la Coordinadora Estatal de los Trabajadores de la Educación de Guerrero, quienes ya han advertido que la lucha aquí no termina, sino que apenas comienza porque faltan 42.
