El interprete puertorriqueño, Ricky Martín cerró con una actuación de 10 minutos. (EFE)
Y comenzó la fiesta deportiva, en la que en cuatro actos se contó la historia de este puerto mexicano ante el imponente estadio Luis "Pirata" Fuente.
Durante la ceremonia de apertura de los XXII Juegos Centroamericanos y del Caribe se recapituló en un crisol de identidad jarocha toda su cultura y su enigma ancestral.
Además se pudo presenciar la unión entre el pasado y el presente de la cultura Totonaca, la cual con sus rituales todavía deslumbra en las calles de esta ciudad y que cautiva al extranjero y asombra el mexicano.
Esta noche Veracruz, mostró sus raíces culturales, pero también se dio una voz de paz, por aquellos que aún están en la sombra, pero si de pudieran salir a la luz como se vio hoy, tal vez podría ser otra cosa, con un solo pueblo, con una sola voz.
"Levantándonos unidos, conquistaremos al odio y seremos un solo pueblo, una sola nación, un solo cuerpo y una sola alma", pidió el estadio.
Lo que se vio en el espectáculo no fue otra cosa más que la magia de este estado mexicano, el abuelo Totonaca, Guadalupe Simbron y la niña Aranza Mendez, dos generaciones llenas de misticismo, pero con un mismo objetivo de mostrar la esencia de una civilización.
La danza de los quetzales cerró con una estrella gigante en símbolo de unión y orden universal, de cómo el hombre desean quedarse en la eternidad.
Se llega al puerto de Veracruz, el Malecón, el Faro emblemático que vigila al mar.
El son jarocho, que identifica a esta parte de México, marcó el sabor de una fiesta que no desean que termine, pero que esta en condiciones de hacer que el deporte se mezcle con el sincretismo de la ciudad.
El puerto tocó la sensiblidad del mexicano en centroamerica, al tiempo que se escuchaba “Veracruz, veracruz, veracruz" al unisono en las gradas del estadio.
A unos 20 metros de altura, los voladores de Panpantla prepararon el encendido de la llama centroamerica que portó en el último relevo la doble medallista olímpica en taekwondo María del Rosario Espinoza.
Veracruz dejó ver su esencia, su identidad de la zona mesoamericana, con los cuatro episodios de historia.
Al final de este momento, el interprete puertorriqueño, Ricky Martín cerró con una actuación de 10 minutos y luego con las notas del Huapango de Moncayo cayó el telón de esta ceremonia de apertura.