EDITORIAL Caricatura editorial columnas editorial

Riesgos de las macroestimaciones

ROGELIO RAMÍREZ DE LA O.

Habiendo sido necesario que el gobierno bajara su pronóstico de crecimiento del PIB para 2014, cualquier nueva cifra tendría que ser conservadora. Estando en el rango de lo muy probable, incluso debería pecar de conservadora, pues una nueva revisión a la baja en el mismo año, debilitaría mucho las previsiones presupuestales para 2015, en especial frente al Congreso.

El pronóstico de 2.7% hoy parece estar dentro del rango de lo probable, pero la dinámica del contexto interno y externo se ha venido tornando cada vez más adversa a la recuperación de la actividad que la mayoría espera.

Para empezar, el segundo trimestre ya está muy avanzado y aún no muestra suficiente aumento en los volúmenes de pedidos que reciben las empresas como para esperar que el nivel de actividad vaya a superar mucho al del primer trimestre.

El bajo incremento del PIB en el primer trimestre, de 1.8% anual, contiene el efecto favorable del calendario de la Semana Santa. Sin este efecto, el crecimiento habría sido tan sólo de 0.6%. Por lo tanto, la cifra del segundo trimestre será baja.

Lo anterior deja al segundo semestre como la sola posibilidad para obtener tasas de crecimiento suficientemente altas, como para que aritméticamente resulten en el promedio anual estimado ahora por el gobierno. El PIB tendría que crecer más de 4% en el segundo semestre para que de ahí resulte 2.7% para el año.

El contexto externo tampoco es favorable, más bien su perspectiva se ha deteriorado. La ilustración está en las varias revisiones a la baja que han hecho del crecimiento global los organismos internacionales.

Es cierto que Estados Unidos está creciendo, pero su misma autoridad monetaria ha repetido hasta el cansancio que las tasas de interés deben esperar bastante tiempo antes de subir, pues la economía no es aún suficientemente fuerte. Los mercados parecen haber entendido esto, después de anticipar lo contrario. De ahí que la tasa de rendimiento de los bonos a diez años haya bajado sorprendentemente de nuevo, indicando debilidad económica.

Como lo anterior se mezcla con temores de deflación en la zona euro y desaceleración en China, la resultante es un gran escepticismo sobre la recuperación de las economías avanzadas, como se esperaba a principios de año.

Las caídas en los precios de varias materias primas que China importa en grandes cantidades ya se resienten en América Latina, especialmente en Brasil. También, el exceso de capacidad de producción, por ejemplo en acero.

Todo lo anterior limita la posibilidad de expansión en el segundo semestre. Para que hubiera el aumento de actividad como hoy se espera, el mercado interno tendría que recuperarse.

Pero esta posibilidad es más remota aun que la de una recuperación externa. Los indicadores de empleo y salarios muestran baja de empleos relativamente bien pagados y aumento de empleos con menores salarios. Y la declinación en la tasa de crecimiento del crédito bancario sugiere que en este año, por lo menos, el mercado interno no aumentará, independientemente de la exportación.

Una crecimiento menor a 2.7% tampoco será el fin del mundo, después de haberse corregido la perspectiva original de 3.9%. Sin embargo, sí planteará problemas de credibilidad para cualquier estimación nueva para 2015.

El gobierno ya indicó que, según el aumento de la recaudación, no habrá necesidad de recortar el gasto presupuestado para este año. Esto es, sin embargo, prematuro, pues hace falta ver cuál es la tendencia sostenible del ingreso público, habiendo partido de un gasto que a todas luces siempre fue demasiado alto.

Comentarios: rograo@gmail.com

(Analista económico)

Leer más de EDITORIAL

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de EDITORIAL

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 1002072

elsiglo.mx