El Santo fue recordado con una ceremonia religiosa en la Basílica de Guadalupe el día de ayer. (Agencias)
Hace tres décadas que partió a la arena celestial y el grito de "¡Santo, Santo!" no se apaga aún en la tierra. Es una leyenda mágica, eterna y con el sello de la posteridad que sólo los héroes pueden presumir.
Una ceremonia religiosa en la Basílica de Guadalupe era la mínima ofrenda para el profe, y en ella estuvieron sus herederos: el júnior y quien seguirá con el legado en poco tiempo; tampoco faltaron ex compañeros, al menos los que iniciaban cuando él ya decía adiós al pancracio, como Mano Negra, Rambo, El Fantasma, Súper Muñeco, Súper Pinocho, Lady Apache y Súper Astro.
Aficionados de la vieja guardia, los más jóvenes y las abuelitas que no faltan llenaron el recinto, como en las mejores tardes del famoso plateado, cuando ninguna arena soportaba su fama.
Más tarde, el júnior de Rodolfo Guzmán Huerta se encaminó a la colonia Peralvillo para montar una guardia de honor y depositar un arreglo floral en la estatua que rinde homenaje al ídolo.