Apenas este lunes pasado, el 29 de diciembre, la Secretaría del Medio Ambiente del Distrito Federal publicó en la Gaceta Oficial una nueva norma ambiental que ratifica un límite máximo de ruido de 65 decibeles entre las 6 de la mañana y las 8 de la noche y de 62 decibeles entre las 8 de la noche y las 6 de la mañana. A los políticos, sin embargo, no les importa. Ya el gobierno del Distrito Federal está haciendo preparativos para violar la norma.
Desde este lunes, efectivamente, el gobierno capitalino ha bloqueado el Paseo de la Reforma para colocar un templete e instalaciones de sonido para un concierto callejero que se realizará del 31 de diciembre a la madrugada del 1ro de enero. Bastante irritante es que la principal avenida de la ciudad de México, objeto de bloqueos constantes en el año, sea ahora tomada por las propias autoridades, pero a esto se añade el hecho de que el nuevo bloqueo se realiza con el fin de organizar un concierto en el que se violarán las normas de contaminación auditiva.
Los vecinos de la zona del concierto ya han sido sometidos a la contaminación por ruido en años anteriores. Durante estos conciertos la música que viene de fuera de sus casas es tan fuerte que ni poniendo a todo volumen los estéreos dentro de sus hogares pueden opacar el ruido de fuera. Para conversar con algún familiar en el interior es necesario pegar de gritos. Como si esto no fuera suficiente, en años pasados las pruebas de sonido a todo volumen empezaban un día antes a las 5 de la mañana. El propósito de este empeño tempranero era, al parecer, privar de sueño a todos los vecinos.
No es que la ciudad de México carezca de auditorios o foros adecuados para conciertos. La capital del país es particularmente rica en este tipo de instalaciones. No, el gobierno capitalino simplemente prefiere cerrar calles, generar congestionamientos de tránsito y someter a los vecinos a niveles de ruido que la propia autoridad prohíbe a los demás. Es un desplante de poder.
Muchas medidas del gobierno capitalino son positivas. La nueva norma ambiental, por ejemplo, es un alivio para cientos de miles de personas afectadas por la contaminación auditiva. Sin embargo, a pesar de que ya desde antes se establecía la prohibición a emitir ruidos por arriba de los 62 o 65 decibeles, ninguna autoridad se atrevía a intervenir cuando se violaban estos límites.
La nueva norma ratifica los límites en los ruidos en exteriores, pero además ofrece una nueva definición de ruido en el "punto de denuncia". Independientemente del ruido en el punto de emisión, se viola la norma si en el punto de denuncia, por ejemplo, en el hogar de la víctima, se percibe ruido de más de 60 decibeles en la noche o de 63 decibeles en el día. No hay duda de que el concierto en el Paseo de la Reforma viola la norma tanto en el punto de emisión como en el de denuncia.
Según la disposición publicada el lunes en la Gaceta Oficial le corresponderá a la Secretaría de Medio Ambiente "dar seguimiento al cumplimiento y vigilancia de la presente norma ambiental". La dependencia, que encabeza la secretaria Tanya Müller, podrá coordinarse con las delegaciones y otras instituciones del gobierno de la ciudad, como la Procuraduría Ambiental y del Ordenamiento Territorial (PAOT), para aplicar la norma. Pero yo me pregunto si la secretaria Müller o sus asistentes estarán midiendo los niveles de ruido en el concierto de Paseo de la Reforma de este 31 de diciembre. Si lo hacen, estoy seguro de que se darán cuenta de que el primero en violar la norma ambiental es el gobierno capitalino.
SOBRECUBIERTAS
En los últimos días los periódicos El Universal, La Crónica, El Sol de México y La Prensa han aparecido con sobrecubiertas de publicidad gubernamental con temas como "Mover a México", la Gendarmería Nacional o los métodos de prevención de embarazos de adolescentes. Supongo que ésta es una forma de inyectar dinero púbico a ciertos diarios -no a todos-en una semana en que la publicidad baja de forma muy importante.
Twitter: @SergioSarmiento