Rusia logró lo impensable e igualó el récord de oros obtenido por la antigua Unión Soviética en los Juegos de Insbruck (1976). Rusia presume del título de mayor potencia invernal
Rusia presume hoy de haber recuperado el título de mayor deportiva invernal, que este país perdió tras la caída de la Unión Soviética, al encabezar el medallero de los Juegos Olímpicos de Invierno de Sochi que se clausuraron el domingo.
"Los resultados de nuestro equipo demuestran que ya hemos dejado atrás la peor época en la historia del deporte ruso", afirmó ayer el presidente ruso, Vladimir Putin, considerado el gran triunfador de los Juegos a ojos de los rusos y la comunidad internacional.
Todo era malos augurios en vísperas del arranque de los Juegos, pero Rusia logró espantar todos los fantasmas y organizar una exitosa cita, tanto desde el punto de vista organizativo como deportivo.
Con la excepción de las altas temperaturas, lo que obligó a cancelar alguna competición por falta de visibilidad, todo el mundo quedó contento con el parque olímpico, las pistas, los pabellones y los voluntarios.
Y lo que es más importante, los aficionados de 126 países que visitaron el balneario de Sochi (mar Negro) descubrieron una Rusia abierta y cálida, muy lejana de su fama de huraña y poco hospitalaria que le acompaña desde tiempo inmemorial.
"No estaba de más demostrar a todo el mundo que somos un país bondadoso, un país que sabe tratar a sus invitados y organizar una fiesta no sólo para si misma, sino para todos los amantes del deporte en el mundo", subrayó Putin.
Sin duda, la culminación de cualquier acontecimiento deportivo es el medallero y Rusia demostró que ha dejado ya atrás el agujero negro que supuso la desaparición de la URSS y la obsolescencia de sus sistemas de entrenamiento.