Esperanza. Sara confía en que algún día su hijo regrese a casa y la abrace como la última vez que lo hizo.
Hace tres años Felipe salió de casa y no regresó. Sara, su madre, aún tiene la esperanza de que un día su hijo llegue a su hogar y la abrace fuertemente como la última vez que lo hizo para despedirse antes de irse a trabajar.
Su historia
Ese dos de abril de 2011 aún está presente en ella, pues fue la última vez que vio a su hijo, entonces de 37 años de edad, y cuando le prometió enviarle un mensaje al llegar de un viaje de trabajo que haría con uno de sus jefes, pero ese mensaje jamás se recibió.
Con la ausencia de su hijo también desaparecieron las ganas de celebrar el Día de la Madre, pese a que Sara tiene una hija, quien desea festejarla cada diez de mayo, "pero yo no quiero", dice intentando no llorar.
"Para mí ya como que no es vida", dice la mujer, quien ahora es quien debe dar fuerza a los cuatro hijos que dejó Felipe con su desaparición, así como a su esposo, quien asegura, no se repone de este duro golpe.
En compañía de su nuera y su hija, vende de todo en su casa en el ejido El Águila de Torreón, desde gorditas, burritos, nieve, hasta productos por catálogo, pues son el único sostén de ese gran hogar que son ahora.
Sara recuerda que fue un viernes cuando Felipe salió de casa a un viaje a un lugar donde no habría señal por lo que pidió no lo llamaran pues sería inútil, pero prometió avisarles cuando estuviera de regreso vía mensaje, pero no fue así.
Fue hasta el lunes siguiente, que los jefes de Felipe llamaron a su casa preguntando el porqué no había acudido a trabajar, lo que alertó a su familia, pues les indicaron que del viaje habían regresado el sábado por la tarde y que él, había tomado su camioneta rumbo a su casa, a donde jamás llegó.
Mensaje
A las madres que viven su mismo dolor, Sara les dice: "no hay que dejar que nada nos tumbe porque como dicen, mientras haya vida, hay esperanza".