Quizá no sea ningún clásico ver en el máximo evento de otoño, la Serie Mundial, a los Reales de Kansas City y a los Gigantes de San Francisco disputarse el máximo gallardete del beisbol de las mayores. Pero aunque no sea ningún clásico, ¡ah qué sabroso! Pinta para ser una sensacional contienda entre un equipo que ha sorprendido a propios y extraños, que hilvana ocho victorias consecutivas en postemporada, y que tiene una defensiva fenomenal contra otra escuadra no menos sorpresiva, que surgió de la ronda de comodines a la que fue relegada luego de perder una serie de final de calendario ante su acérrimo rival, que cuenta con experiencia de campeonatos anteriores y que parece tener imán con el batazo a la hora buena.
Se trata de dos ciudades con gran tradición en el rey de los deportes, aficionados acérrimos que aman a sus equipos y que atiborran los estadios para reflejar el furor por sus colores. Los Royals surgieron con la expansión de la Liga Americana, en una región donde antes habían brillado los "Monarchs", sensacional multicampeón de las Ligas Negras, cuando aún existía la absurda y aberrante barrera del racismo en el beisbol.
En ese equipo militaron auténticas superestrellas como Satchel Paige, Buck O'neil, James "Cool Papa" Bell, y el gran Jackie Robinson. Los años de 1924 y 1942 vieron coronarse a los "Monarcas" como campeones de la Serie Mundial de las Ligas Negras, además de recolectar un total de 13 gallardetes de su liga, pues militaron tanto en la Nacional como en la Americana, ambas con el tonto apelativo de "Negras". Bell y Robinson han dicho en sus memorias que los "Monarcas" son el mejor equipo que vieron en sus respectivas vidas.
Por su parte, en la bahía de San Francisco tienen en su historia qué contar. Con aquella Serie Mundial del terremoto, en 1989, donde terminaron siendo barridos por los Atléticos de Oakland, que dirigía Tony LaRussa, y que tanto recuerdan muchos aficionados por el carisma y talento de peloteros como José Canseco, Dave Henderson, Bob Welch, Mike Gallego, el sensacional Rickey Henderson, además de lanzadores como Dennis Eckersley y el "cara de piedra" Dave Stewart, quien terminó siendo el jugador más valioso de esa Serie, que se detuvo un día por el terremoto que causó daños visibles en la zona de la bahía californiana.
El nombre de batalla de los "Gigantes" surgió en 1885, cuando establecidos en New York, primero bajo el mote de "Gothams", decidieron cambiar el apelativo que hasta hoy perdura. Ganaron la Serie Mundial de 1954, jugando todavía en el Polo Grounds, que compartían con los Yankees; en ese año fue cuando se coronó campeón bateador nuestro Beto Ávila, que junto a sus Indios de Cleveland fue el rival de esos Gigantes, que terminaron barriendo la Serie y contando con la recordada atrapada de Willie Mays conocida como "The Catch", de espaldas al plato en las profundidades del jardín central.
Fue en 1958 que se mudaron a San Francisco, iniciando un tremendo romance con una afición furibunda, cuyo reflejo podemos observar en la película "El fanático" o "The fan" (Tony Scott, 1996), protagonizada por Wesley Snipes y el monumental Robert De Niro. Con mucha historia de por medio, e incluso alguna rara foto de Babe Ruth con el uniforme de los Gigantes (aún de NY), la franquicia no pudo ganar una Serie Mundial en su nueva casa sino hasta 2010, pero a partir de entonces ha estado en tres clásicos de otoño en sus más recientes cinco ediciones.
Abróchense los cinturones para disfrutar de una gran Serie Mundial, con dos equipos inspirados y que tienen en común el ser surgidos de la ronda de comodines, algo que no sucedía desde 2002, donde los Angels victimaron precisamente a los Gigantes. Aguerrido pitcheo, tremenda defensiva, scores cerrados y finales inesperadas serán los factores que considero aparecerán a partir del martes 21. Señoras y señores, se ha llegado la hora de la Serie Mundial. Buen fin de semana, y recuerden disfrutar la vida, hasta que caiga el out 27.
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