Para avanzar en su desarrollo, La Laguna necesita de la coordinación de los gobiernos estatales de Coahuila y Durango y de los municipales. Su condición de ser una comarca dividida obliga a las autoridades de las entidades a ponerse de acuerdo y trabajar en conjunto en diversos temas. No obstante, salvo el asunto de las seguridad -que era inaplazable y se dio desde el ejecutivo federal-, hasta ahora no se observa en ambos gobiernos una agenda común para la región.
En la semana que está por terminar, quedó en evidencia que la falta de coordinación de las administraciones que encabezan Rubén Moreira Valdez y Jorge Herrera Caldera provocó el retraso en una importante obra para la conectividad de las dos Lagunas que ha sido exigencia constante del sector empresarial: la construcción del puente en el vado de la calle Falcón y la calzada Lázaro Cárdenas sobre el lecho seco del río Nazas.
Según la versión del gobierno de Durango, parte de los recursos para el proyecto tuvieron que ser reasignados debido a que por el lado de Coahuila no se incluyó la parte correspondiente en las propuestas a financiar con dinero del Fondo Metropolitano. De acuerdo con el ayuntamiento de Torreón, el retraso se debió a que Durango no tuvo a tiempo el proyecto, por lo que Coahuila decidió no incluir la obra en el paquete de este año.
Más allá de las versiones encontradas y de la verdad de cada una de ellas, el desacuerdo expone que en las capitales de los estados no existe una visión clara sobre cómo atender los problemas de La Laguna. Ya se había observado un desencuentro así en otros temas, por ejemplo, la colocación de filtros antiarsénico que en Durango se hizo con aparatos en las tomas domiciliarias y por el lado de Coahuila con plantas a pie de noria. Pero no son los únicos casos.
Quizás el área que más adolece de la falta de una agenda es la de fomento económico, en donde se observa que cada gobierno trabaja por su cuenta y sin claridad sobre la vocación que debe tener la Comarca Lagunera para detonar su crecimiento y, en consecuencia, la generación de empleos.
Con este panorama, de poco sirve que para la zona conurbada de La Laguna se proyecte invertir 24 por ciento más recursos del fondo metropolitano en 2015 que en 2014, sobre todo si son los gobiernos estatales los que terminan decidiendo el destino del dinero a 250 kilómetros de la región y bajo criterios cuestionables que, en muchas ocasiones, su usan más para cubrir los vacíos presupuestarios estatales que atender las necesidades de la comarca.
En este sentido, urge un cambio de visión, el cual sólo podrá darse como producto de la exigencia articulada y propositiva de una ciudadanía lagunera activa y organizada.
