Al cierre de nuestro proyecto Laguna Yo Te Quiero Limpia en octubre pasado, dejamos muy clara la tarea que seguiríamos en el futuro cercano: El coadyuvar en la generación de políticas públicas y compromisos ciudadanos que fueran capaces de garantizar la limpieza de nuestras ciudades. Organizamos una serie de encuentros donde, después de haber visto y cambiado el rostro de cientos de terrenos vacíos, ciudadanos, activistas, expertos, constructores y diversos sectores involucrados en el desecho de residuos sólidos urbanos compartimos preocupaciones y nos acercamos a una visión común sobre las posibles rutas de acción para acabar con los basureros públicos.
Hoy vemos con agrado la campaña lanzada por el ayuntamiento de Torreón denominada "A mi Torreón nadie lo ensucia" que, entendemos, pretende contener el depósito de basura y escombro en sitios públicos de forma clandestina a través de diversas medidas encabezadas, al menos en la campaña mediática, por la imposición de multas a quien sea sorprendido haciéndolo.
Siempre tuvimos claro que la acción punitiva a quien viola la Ley usando espacios públicos y privados como basurero era necesaria, sin embargo, nos preocupa que una campaña gubernamental enfocada en el castigo pierda el sentido del cambio en la noción de los espacios públicos y termine por ser una herramienta recaudatoria o peor aún, un reglamento sin legitimidad ni observancia.
La campaña no es, aún, un logro en materia de diseño de políticas públicas. No hay un cambio de paradigmas desde la autoridad respecto a lo que los espacios públicos, su limpieza e injerencia en su preservación se refiere. Basada en el reglamento de limpieza publicado en 1991, y particularmente en su artículo 40, el más amplio y a la vez ambiguo al contener una larga lista de "prohibiciones" que van desde "depositar basura en bolsas de papel, cajas de cartón y similares" , "reparar o lavar en la calle herramientas, vasijas, muebles, animales, vehículos y similares" hasta "tirar en la calle escombro o materiales de construcción", la actual campaña parece querer revivir la letra muerta de la Ley.
Sin embargo, nos preocupa una visión que dista mucho de la comprensión más amplia que el fenómeno requiere: Contener el tiradero de escombro, lo hemos dicho en numerosas ocasiones, implica involucrar a todos los actores responsables y ejercer medidas de contención en el origen: Los procesos de construcción, el manejo de residuos y la apertura de terrenos vacíos.
El mismo reglamento de limpieza dicta en su artículo 21 que "es obligación de los propietarios de terrenos baldíos tenerlos bardeados y con banqueta en los frentes que colinden con la vía pública. Asimismo, mantenerlos limpios, sin basura ni escombro, evitando que sean usados como tiraderos. Si no se cumple con lo anterior serán notificados para que en un plazo no mayor de 15 días cumplan con estas disposiciones. De lo contrario se les aplicará una sanción económica de hasta 500 veces el salario mínimo vigente en el municipio" y éste parece ser un elemento que, al menos de forma mediática, no forma parte toral de la campaña actual.
Mientras las industrias que más generan desechos sólidos urbanos mantengan sus procesos, los terrenos sigan estando disponibles o no haya espacios suficientes, accesibles y sustentables para el depósito de éstos, no habrá multa que no merezca la pena pagar para seguir jugando el mismo juego.
En octubre comprendimos las dimensiones del tema de la basura en la región: La cultura de limpieza ciudadana en lo individual es importante, sí, pero las grandes acumulaciones de basura son producto de un sistema productivo irresponsable y una acotación de la autoridad hasta ahora corta en su visión y actuar. De nada alcanzarán las campañas de cultura de limpieza o las acciones ciudadanas si los grandes actores -públicos y privados- que viven de procesos productivos sucios, no se topan con pared y se ven obligados a cambiar el rumbo.
Aún así, sigamos haciendo lo que nos toca. Denunciemos, limpiemos, conozcamos. El reglamento de limpieza está disponible en la página web del ayuntamiento de Torreón y su cumplimiento está en nuestras manos.