La afición sí manda. Entiendo que no hay un representante de toda la afición en la mesa de juntas del Club Santos Laguna dando indicaciones y resolviendo qué hacer y qué no. Eso es muy tonto pensarlo. Simplemente porque no hay un criterio unificado de toda la afición, cada quien ve el futbol como mejor puede. Pero de una cosa sí que estoy muy seguro: el honorable público que tiene Santos Laguna sabe de futbol. No quiero mencionar otras ciudades por no herir susceptibilidades, pero sí que hay aficiones que apoyan por apoyar, que compran todo sin cuestionarlo, en las que no hay una real conciencia, sino una masa consumidora ciega que aplaude todo. ¡Todo! Quizá Santos aspire a tener ese tipo de afición (recordar la penosa propaganda de "La Fe es Ciega"), pero no sabe que está bendecida al no tener un público así. Quien realmente te quiere, te exige. Si la afición de Santos ha demostrado algo, son tres cosas: Un inmenso cariño, incondicional, hacia su equipo en todas las etapas que el club ha tenido; una presencia impresionante y leal en las difíciles épocas del descenso y en las crisis en que no hubo dueño; y un sentido crítico, conocedor, que le permite reconocer con relativa facilidad qué está bien y qué no. Y vaya, el futbol no es tan difícil como los entrenadores lo venden. Quien juega bien, se nota. Quien juega mal, se nota más.
Las declaraciones de Caixinha son las más lamentables que un entrenador de Santos haya dicho antes. ¡Y eso que Daniel Guzmán, Benjamín Galindo y Romano dijeron cada barbaridad! Un equipo no existe sin su afición, no tendría un por qué ni un para qué sin ella. La afición, por medio de su presencia o ausencia en el estadio, está comunicando algo. Si se expresa en la tribuna, con un abucheo, con un grito, con una ya importante desesperación, es porque definitivamente algo anda mal. ¿O Caixinha pretenderá que él está bien y que 29 mil personas están equivocadas?
La relación de Caixinha con la afición está más que desgastada. En un principio yo fui un entusiasmado por su nueva filosofía, forma de trabajo y su carácter como una forma de hacer presencia en la banca de Santos y hacerse respetar, pero creo que los límites se han rebasado. Lejos de aplaudirlo o sentirse representados, la afición está tensa cada partido sabiendo que en cualquier momento Caixinha puede explotar y agredir al entrenador contrario o al árbitro o ¿a quién sigue?.
Santos Laguna como institución hace campañas y campañas para que la afición regrese a un estadio con precios muy altos y a un horario muy incómodo. Aún así la gente ha respondido, no con llenos totales, eso no es ningún secreto, pero sé lo que cuesta ir al estadio, en tiempo, economía y traslados, pero aún así la afición ahí está. Tiene el derecho de expresarse pacíficamente y a exigir un mucho mejor producto. Claro que cuenta. Y si no cuenta, debe ser tomada en cuenta.
Pedro Caixinha no va a cambiar. Esa es su personalidad y su forma de comportarse en la cancha y ante los medios. Santos Laguna no puede educarlo y menos la afición, acabaría desgastado Pedro, Santos y la misma afición.
Si él va a ser así, Santos debe replantearse si es el director técnico que desea tener. Si realmente Caixinha empata con su filosofía de (tan altos) valores como club. No ha ganado aún nada y ha perdido una final de Concachampions y tres semifinales. Y en todos estos encuentros con decisiones muy cuestionables que a la postre eliminaron al equipo.
Es sano que Caixinha termine el torneo. El equipo aún está en zona de calificación y no es momento de tomar decisiones precipitadas. Al contrario, Santos y sólo Santos debe pensar con mucha calma qué quiere en su futuro inmediato, qué cara dar ante la familia futbolística y a quién tener contento, si a la afición o a Pedro. Y considerar cuál es el papel real de la afición, si sólo se le va a exigir su presencia pero sin ser tomada en cuenta. Ven, apoya, gasta, pero calladito. ¿Cómo va a ser de aquí en adelante? Esa es la pregunta.
Twitter: @AlexRodriguezSa