Los gobiernos de Estados Unidos y Rusia cruzaron acusaciones ayer respecto a la situación que se vive en Ucrania y, particularmente, en Crimea, donde las tropas rusas han realizado maniobras de control en puntos estratégicos.
Por la madrugada (hora de México), el presidente ruso Vladimir Putin dijo en Moscú que en Ucrania hubo un "golpe de estado anticonstitucional" y una "insurrección armada" contra el gobierno del depuesto mandatario Víktor Yanúkovich.
Acusó a Estados Unidos de experimentar con los países "como si fueran ratas", en alusión al apoyo que este país ha brindado a la oposición ucraniana.
Advirtió también que las sanciones internacionales contra Rusia por su intervención en Crimea serían "contraproducentes y perjudicarían" a todas las partes.
Y aunque aseguró que "de momento" no es necesario el uso de la fuerza en Ucrania, dejó abierta la posibilidad de enviar tropas en "caso extremo" y como "último recurso".
En respuesta, el presidente de Estados Unidos (EU), Barack Obama, declaró en Washington que Rusia "no tiene derecho" a usar la fuerza para intervenir en Ucrania y reiteró que está "violando" leyes internacionales.
Por su parte, de visita por Kiev, capital ucraniana, el secretario de Estado de EU, John Kerry, condenó "el acto de agresión" rusa en Crimea, expresó el apoyo de su país a Ucrania y advirtió que que "Rusia está buscando crear un pretexto" para intervenir.
No obstante, declaró que "no queremos confrontación", y pidió a Rusia defender sus "intereses legítimos relacionados con Ucrania" por la vía diplomática en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.
