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SU SALUD BUCAL

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Dr. Manuel Acuña Cepeda

MALTRATO INFANTIL

El maltrato infantil ha existido desde los albores de la humanidad, quizás no reconocido u oculto ante tantos crímenes violentos. Constituye un problema de salud pública dada su gravedad, alcance y consecuencias. Está presente en todas las culturas y estratos socioeconómicos como enfermedad de la humanidad y no de la pobreza o la marginación como a veces se supone. Como definición se podría decir que el maltrato infantil es todo evento que lastima, daña, abandona, agrede física, sexual o emocionalmente a un menor incluye actos de explotación y negligencia no permitidos necesariamente por parte de un adulto con poder y en condiciones ventajosas, quien ejerce de forma cotidiana abusos contra un menor de edad de actos que intimidan o humillan de forma violenta, logrando con ello afectar el desarrollo y la integración biopsicosocial del menor que lo padece.

Para que se presente el abuso se requiere de un niño especial de difícil manejo o así considerado por sus padres o por los adultos que conviven con él aunque haya varios niños de familia, uno solo es la víctima del abuso o maltrato de un adulto agresor inestable con bajas de tolerancia a la frustración, sometido a presiones, adicciones y conflictos que no sabe manejar y a una crisis que rompe su precario equilibrio y precipita al maltrato. La literatura reporta que un 30 a 60% de adultos que maltratan a los niños fueron a su vez niños maltratados, ahora son adultos inestables con baja tolerancia a la frustración, inmaduros o dependientes, pero que en la educación y en lo que respecta a sus hijos responden a episodios dolorosos de su propio pasado. Sólo el 10% de ellos son considerados psicópatas, lo cual obliga a preguntarnos qué ocasiona que un adulto maltrate a un menor. Quizás es más importante cuestionarnos ¿cómo romper el eslabón de esta cadena de abuso? Y así frenar el maltrato que continúa pasando de generación en generación.

Como profesionistas de la salud, el dentista debe asumir la responsabilidad que esto conlleva al estar enfocados en la cavidad bucal. Estar conscientes de la posibilidad de estar frente a un niño que requiere apoyo y realizar un diagnóstico integral, tenemos la obligación de informarnos, de saber cómo proceder, cómo reportar sin temer a represalias.

Y cómo ayudar desde nuestra trinchera a resolver un problema que atendido de una manera oportuna puede cambiar la vida de un menor. El cirujano dentista no tiene que determinar el abuso, sólo reportarlo, es importante documentar el caso por medio de fotografías para evitar que pase desapercibido por el tiempo que curse entre una evaluación por el dentista y la del encargado especialista del centro de la prevención y tratamiento del síndrome. El reporte oral se hace por medio de una llamada telefónica a las diferentes instituciones, dando el nombre y dirección del niño así como del presunto responsable del maltrato. La boca de un niño no siempre habla por él, muchos de estos niños se vuelven cómplices del adulto que los maltrata, las manifestaciones de cara y boca que pueda detectar el dentista pueden ser signos y síntomas del maltrato que nos obligan a estar pendientes de dichos rasgos y tener intervención a tiempo para dar la oportunidad al niño de superar los efectos negativos del maltrato.

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