Lucimiento. El Lamborghini Huracán LP 610-4 sólo aguarda el momento de desarrollar velocidades extraordinarias.
La vista exterior rescata el legado histórico de la compañía, a simple vista enamora y es fotogénico desde cualquier ángulo. El frente respeta los lineamientos básicos para reconocerlo con facilidad y los faros de iluminación LED transmiten el sentimiento de velocidad pura.
Su complexión robusta y achaparrada, se complementa con un juego de líneas que resaltan su aerodinámica a todo lo largo y todo lo ancho; la fibra de carbono y aluminio son claves para mejorar su desempeño con un peso de mil 422 kg. La artesanía visual es audaz, palpable en sus rasgos afilados sobre todo en los laterales donde las tomas de aire son muy afinadas.
La parte posterior remata a la perfección el potencial de este bólido, una ligera caída en la línea es notable para terminar en un discreto spoiler que enmarca las calaveras LED y su parrilla que funciona como salida del aire. Los faldones predominan en todo su ancho de la parte trasera, de donde sobresalen sus cuatro gargantas dispuestas a emitir el poderoso rugido del motor.
Manejo
Sus propiedades estéticas invitan a experimentar emociones sin límites frente al volante, y el Huracán formaliza lo que promete a simple vista. El arranque de su motor es exquisito, todo el furor de su propulsor opaca el ruido exterior, recordándonos que el poder radica en un motor V10 de 5.2 litros, el cual genera una potencia de 610 hp, los cuales pudimos exprimir sin cautela a lo largo de un circuito improvisado en el Centro Dinámico Pegaso. Su naturaleza lo impulsa de 0 a 100 km/h en apenas segundos.
Esta versión se caracteriza por acoplar tres modos de manejo: Strada, para una ruta urbana; Sport, lista para adecuarse a un modo agresivo y Corsa, pensada específicamente para los atrevidos pilotos de hueso colorado. Cada una influye en el comportamiento y sonido del motor, así como en su sistema de tracción y estabilidad.
Gracias a su composición en la estructura de fibra de carbono y aluminio, la repartición de peso y potencia lo ubican con gran precisión y estabilidad en la pista. Su respuesta al tomar cada curva nos sorprendió, siempre dispuesto a dirigirse con exactitud al punto que le ordenemos, así la velocidad pasa a un segundo plano y permite disfrutar cada giro a un buen ritmo, su sistema de tracción en las cuatro ruedas reparte de forma exacta la potencia que se le exige.
En rectas es imposible soltar el acelerador, su rigidez nos transporta a las cualidades de un auto de competición, su carga aerodinámica lo pega a la superficie y su desempeño será dictado por el modo de manejo que se elija. Quisimos comprobar si puede tocar los 300 km/h y… ¡cumple!
Para lograr esto, su propulsor está acoplado a una nueva transmisión de doble embrague de siete velocidades que marcan el ritmo dinámico de esta bestia italiana y sólo hay una cosa que lo puede detener: sus frenos cerámicos de carbono que son capaces de parar en seco toda la adrenalina que transpira el astado.
Interior
El interior de este biplaza destila un alto grado de tecnología en la que sobresale el panel de instrumentos TFT de 12.3 pulgadas con tecnología LED. Aquí se proporciona la información al piloto con tacómetro, mapas de navegación y sistemas de entretenimiento. Los botones en su panel se distinguen por sus formas diamantadas. Los asientos deportivos no dan espacio a la incomodidad y se reportan listos para transportarnos a un ambiente deportivo en los viajes con el amplio sentido de lujo, a través de los acabados de piel nappa y alcántara.