Comparada con la propaganda gubernamental sobre las "reformas" educativa, de telecomunicaciones, de competencia económica, hacendaria, energética, financiera y política, realizadas para "mover a México", la retórica oficial mantiene un perfil bajo en el tema de la seguridad.
Desde su campaña hacia la Presidencia de la República, el Lic. Enrique Peña Nieto (EPN), trató de marcar una diferencia clara con la estrategia del entonces Presidente Felipe Calderón respecto a la seguridad pública en el país.
Una vez electo, el Presidente EPN adoptó varias decisiones encaminadas a transmitir el mensaje de que la lucha en contra de la inseguridad continuaría, pero con una estrategia distinta y más eficaz que la utilizada por Felipe Calderón.
Después de más de un año de que EPN asumiera la presidencia de la República y de aplicar la nueva estrategia, el problema de la inseguridad pública se mantiene como tarea pendiente y los resultados obtenidos siguen siendo insuficientes. Esto era previsible, dado el gravísimo deterioro al que llegamos en 2012, por lo que una mejoría, de ocurrir, no seríarápida ni significativa.
Para ubicar la inseguridad pública mexicana en un contexto más amplio, cabe mencionar que el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) publicó en noviembre pasado su Informe Regional de Desarrollo Humano 2013 - 2014 (Informe) titulado Seguridad Ciudadana con Rostro Humano: diagnóstico y propuestas para América Latina.
Este Informe considera 18 países y destaca que América Latina ha crecido económica y socialmente en los últimos años, pero también reconoce que es la región más insegura del mundo. Entre 2000 y 2010 en los países considerados se cometieron más de 1 millón de homicidios y un 30 por ciento de su población fue víctima de la delincuencia.
El informe asegura que "Los ciudadanos de la región señalan el delito y la violencia como factores que limitan sus oportunidades reales y su derecho a vivir una vida libre de temor y de amenazas. Cinco de cada diez latinoamericanos perciben que la seguridad en su país se ha deteriorado."
En consecuencia, hasta un 65 por ciento de personas ha dejado de salir de noche por la inseguridad y un 13 por ciento mencionó haber sentido la necesidad de cambiar su residencia por temor a ser víctima del delito.
De manera contundente el PNUD afirma que "En 11 de los 18 países analizados en este informe, se registra una tasa de homicidios superior a 10 por cada 100,000 habitantes, tasa considerada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como un nivel de epidemia."
Aunque los datos utilizados por el Informe para México y otros países presentan un rezago, en nuestro caso la tasa de homicidios se ubicó en 2010 en 23.8 por cada 100,000 habitantes, siendo sólo superada por la de 6 países con mayor violencia: Honduras (77.5), El Salvador (64.4), Venezuela (45.1), Guatemala (41), Colombia (34.0) y República Dominicana (25.0).
En otros indicadores delictivos, lamentablemente, nuestro país ocupa el primer lugar. Es el caso de la tasa de robo por cada 100,000 habitantes, donde México aparece en 2011 con 688, seguido por Brasil (572.7), Chile (534.3) y Uruguay (456.5).
Más evidente aún es nuestra inseguridad cuando se trata de automóviles robados. México registró en 2011 una tasa de 200.7 por cada 100,000 habitantes, muy alejado del segundo lugar ocupado por Ecuador (68.1), y después Chile (61.0), Honduras (53.3) y Perú (52.1).
En términos económicos, el Informe señala que "la inseguridad genera importantes costos que van desde el gasto público de las instituciones y los gastos privados de los ciudadanos para procurarse seguridad, hasta los costos irreparables en la vida y en la integridad física y mental de las personas." Se estima que América Latina perdió en 2009 más de 24 mil millones de dólares solo como consecuencia de los homicidios.
Todo lo anterior pone de manifiesto la grave crisis de seguridad que enfrenta América Latina en general y México en particular. El documento del PNUD considera a "la seguridad como un bien público y, por lo tanto, insiste en la responsabilidad irrenunciable del Estado para proveerla."
La captura o muerte reciente de algunos personajes principales ligados al narcotráfico y a la delincuencia organizada en nuestro país, junto a otras acciones, quizá sean un punto de inflexión que marque el inicio de un futuro menos grave en materia de inseguridad.
Dentro de esas otras acciones está la campaña adoptada por el Gobierno Federal para rescatar al Estado de Michoacán y la promulgación del nuevo Código Nacional de Procedimientos Penales. Es un buen inicio, pero considero que hay muchas otras acciones que son necesarias antes de que realmente veamos una reducción de la violencia y la criminalidad en México.
