El proyecto HAARP dejará de ser financiado este año, por lo que probablemente se vea forzado a terminar sus funciones de no ser que lleguen inversiones de la iniciativa privada. (INTERNET)
Durante años se creó controversia y sobre todo especulación en torno a uno de los proyectos de ciencia más ambiciosos que haya ejecutado el gobierno de los Estados Unidos, el HAARP.
El Programa de Investigación de Aurora Activa de Alta Frecuencia (HAARP por sus siglas en inglés) fue un proyecto que pretendía estudiar los cambios en la ionosfera terrestre, una capa que se extiende entre los 80 y los 500 kilómetros de altura.
El objetivo del HAARP era conseguir suficiente información que permitiera desarrollar mejores dispositivos tecnológicos destinados a mejorar las radiocomunicaciones y los sistemas de vigilancia militar.
Las interrogantes sobre el HAARP comenzaron a surgir cada vez con mayor fuerza por parte de diferentes comunidades científicas y ambientalistas, quienes acusaban a este programa como el causante de varios fenómenos naturales ocurridos en los recientes años.
Aunque expertos en la materia aseguran que las dudas surgieron a raíz del hermetismo que se mantuvo sobre éste y que impidió a otros investigadores conocer a mayor profundidad sobre sus efectos.
El HAARP fue financiado por la Fuerza Aérea y la Marina de Estados Unidos, en donde en su etapa más sofisticada se gastaron cerca de 250 millones a partir del 2008.
El Pentágono anunció que dejará de dar financiamiento a este proyecto a partir de junio de este año, como se había estipulado años atrás en un contrato, por lo que el fin del HAARP se acerca.
El cierre de este novedoso sistema tecnológico podría acarrear la apertura informativa, lo que podría propiciar a que se revelaran algunos de sus más profundos secretos, a falta de presupuesto y de algún benefactor que considere seguir invirtiendo en su costoso desarrollo.
