En el peor atentado terrorista que ha sufrido Pakistán en años, un pequeño grupo de talibanes armados irrumpió ayer martes en una escuela militar en la ciudad de Peshawar, y asesinó al menos a 148 personas, la mayoría menores de edad.
El grueso de las víctimas eran estudiantes de la escuela militar, a donde acudían niños y adolescentes de entre primer y décimo grado. El primer ministro paquistaní, Nawaz Sharif, condenó el asalto y se dirigió a Peshawar para mostrar su apoyo a las víctimas.
El espantoso episodio, obra de un número relativamente pequeño de milicianos del grupo talibán Tehreek-e, que trata de derrocar al gobierno, también dejó al menos 131 heridos en los hospitales locales mientras padres aterrados buscaban a sus hijos.
"Mi hijo estaba vestido de uniforme esta mañana. Ahora está en un ataúd", se lamentó un padre, Tahir Ali, cuando llegó al hospital a recoger el cuerpo de su hijo de 14 años, Abdulá. "Mi hijo era mi sueño. Han matado a mi sueño".
El ataque comenzó por la mañana cuando una media docena de hombres armados entraron en la escuela y dispararon al azar, informó el policía Yaved Jan. Comandos militares llegaron pronto al lugar e intercambiaron fuego con los asaltantes.
Imágenes de la televisión paquistaní mostraban a los estudiantes, vestidos con sus uniformes verdes, huyendo del lugar.
Horas después las autoridades paquistaníes dijeron que el operativo policial en la escuela había concluido y que agentes estaban registrando el perímetro.
El primer ministro prometió que el país no se vería intimidado por la violencia y que el ejército seguiría con una agresiva operación lanzada en junio en la zona tribal de Waziristan del Norte para derrotar a los insurgentes.
El portavoz talibán Mohamed Jurasani reclamó la responsabilidad del ataque en una llamada a los medios, diciendo que seis atacantes suicidas habían realizado el asalto en represalia por la muerte de talibanes a manos de las autoridades paquistaníes.