Riesgos. La presidenta ganó con un estrecho margen, lo cual puede ser una debilidad. En la imagen Rousseff tomando té de hierbas. (ARCHIVO)
Reelecta como presidenta de Brasil Dilma Rousseff enfrenta entre sus mayores desafíos una economía estancada y un Congreso fragmentado.
La estrecha victoria del Partido de los Trabajadores sacó a relucir las divisiones en un país que se destacó en la última década por rescatar a millones de la pobreza y ampliar la clase media, pero que en los últimos cuatro años ha disminuido su crecimiento.
En el desenlace de una de las contiendas más negativas y candentes en la historia reciente del país, Rousseff derrotó el domingo a su adversario Aécio Neves, del Partido de la Social Democracia, al obtener 51.6 % de los votos, o unos 3.5 millones sufragios de ventaja.
Analistas dijeron el lunes que haber conseguido el triunfo de una forma tan estrecha daña políticamente a Brasil en momentos en que busca reactivar su economía y controlar la inflación sin aumentar los impuestos.
Ya que no está claro hasta qué punto Rousseff planea conciliar diferencias con sus adversarios, los expertos también señalaron que presagian un segundo mandato débil en el Congreso cuando la mandataria espera aprobar reformas que cambiarían el financiamiento de las campañas y castigarían con más fuerza los actos de corrupción, unas de las exigencias de millones de brasileños que salieron a protestar a las calles en 2013.
"Que no haya ilusión. La elección no sumó, dividió", escribió el analista político Carlos Melo en el periódico O Estado de S. Paulo. "Las expectativas con respecto a su nuevo mandato son defensivas: proteger el empleo, la inclusión, el partido, defender el gobierno. Tendrá la desconfianza de los sectores económicos", agregó.
En una entrevista en el horario estelar con la red televisiva Record, Rousseff resumió en una palabra lo que definirá su segundo mandato: diálogo.
"A partir de ahora quiero que el clima sea de construcción de puentes entre nosotros y no de buscar diferencias", dijo Rousseff en la entrevista. "Brasil va a estar mejor de lo que está hoy y haré todo lo posible para eso ocurra".
Es una promesa difícil de cumplir, según Paulo Sotero, director del Instituto Brasil del Centro Internacional para Académicos Woodrow Wilson.
"El gobierno tendrá menos capacidad para entregar a las personas lo que están pidiendo en términos de servicios públicos", dijo Sotero. "La pelea política y los problemas fiscales pintan un panorama de un gobierno que tendrá menos para invertir".
Sotero agregó que existe el temor de que la insatisfacción social vista en la ola de protestas que aglutinaron a millones en 2013 reaparezca en un escenario económico incierto. El presidente del Partido de los Trabajadores, Rui Falcao, dijo ayer lunes que los movimientos sociales se integrarían al diálogo para aprobar una reforma política, lo que llamó la prioridad número uno del segundo mandato.
Uno de los cambios más importantes que Rousseff anticipó desde su campaña es la decisión de sustituir al ministro de Hacienda Guido Mantega, quien es fuertemente criticado por lo que algunos llaman una mala gestión fiscal y por el control sobre los precios de energía y petróleo.
Inician alianzas en Uruguay
Las candidaturas presidenciales uruguayas del Frente Amplio, con Tabaré Vázquez, y del Partido Blanco, con Luis Lacalle, comenzaron en las últimas horas a negociar alianzas con miras a la segunda vuelta de la elección presidencial.
De acuerdo con reportes extraoficiales, Vázquez habría obtenido en los comicios de esta víspera un 47 por ciento de los votos, seguido de Lacalle con un 30 por ciento, por lo que el 30 de noviembre próximo se debería realizar una segunda vuelta electoral.
El candidato presidencial del Partido Colorado, Pedro Bordaberry, que habría conseguido un 13 por ciento de los sufragios, anunció esta víspera su apoyo a la candidatura de Lacalle, con lo cual se selló la primera alianza contra el oficialismo uruguayo.
Politólogos locales aseveraron que esta semana será "crucial" para el oficialismo y la oposición en la búsqueda de apoyos para ganar en la segunda ronda, la cual fue proyectada por los sondeos de todas las empresas encuestadoras.
Vázquez y los dirigentes del gobernante Frente Amplio comenzaron esta misma víspera a enviar señales hacia los partidos que están fuera de la coalición para lograr adhesiones que le permitan incrementar el caudal de votos y ganar la Presidencia.
Una de las colectividades más atractiva es el Partido Independiente, que con poco más del 3.0 por ciento de los votos es visto por los analistas como "un jugador clave" en el inicio de la campaña hacia la segunda vuelta.
La colectividad ya anunció que en los primeros días de noviembre próximo anunciará la posición que tendrán en la segunda ronda de la elección presidencial.
Unidad Popular, que está conformada por grupos radicales de izquierda, convocará a votar en blanco en la segunda vuelta, lo que es visto por los politólogos como una oportunidad para el Frente Amplio de obtener votos para Vázquez.