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#TodossomosPolitécnico

GENARO LOZANO

Un nuevo movimiento estudiantil acaba de nacer en México, dos años y algunos meses después del movimiento social y estudiantil #Yosoy132, y hay varios apuntes que deben hacerse al respecto, unos en torno al movimiento mismo y otros en torno a la respuesta gubernamental.

En primer lugar, me parece necesario resaltar que pese a todos los incentivos que desde el 1 de diciembre de 2012 se han presentado para desmovilizar la protesta en México, especialmente reflejados en la represión que ha habido en el país contra quienes ejercen el derecho a la protesta y que ha sido bien documentada por organizaciones como Article19, lo más destacable es que en cuestión de dos semanas, estudiantes del Politécnico Nacional se hayan organizado en una cuarentena de asambleas estudiantiles, que hayan logrado salir a la calle en decenas de miles en tres ocasiones y que hayan conseguido una respuesta a sus demandas en tan poco tiempo. El mérito es de los estudiantes del Politécnico.

Respecto a las comparaciones que algunas voces han hecho de #TodossomosPolitécnico con el #Yosoy132, me parece que son equivocadas y hasta forzadas. El #Yosoy132 fue un verdadero movimiento social, nacido de la solidaridad con los estudiantes de Más de 131, de la Universidad Iberoamericana, y que logró generar un movimiento amplio entre las principales universidades públicas y privadas del país. En este sentido, el #Yosoy132 fue o es un movimiento mucho más complejo, mucho más heterogéneo, con muchos más problemas de decisión colectiva y con una agenda tan amplia que lo mismo incluía la democratización de los medios de comunicación, que detener el regreso del PRI a Los Pinos, que una agenda anti Peña Nieto, que una agenda neutral a él, que combatir la homofobia, que demandar justicia para los migrantes, que la defensa de los derechos humanos, que activar política y socialmente a los estudiantes, entre muchos otros temas.

En contraste, el #TodossomosPolitécnico tiene una identidad clara: la pertenencia a la comunidad de estudiantes, docentes y personal administrativo del Politécnico, con muchos menos clivajes, con una agenda precisa y minúscula en comparación con la del #Yosoy132 y, por ende, con mucha mayor facilidad para resolver los problemas de la acción colectiva y de llegar a acuerdos.

La reacción de muchos medios y de quienes en ellos escriben ha sido la de aplaudir "la civilidad", "la limpieza", "la moderación" de los estudiantes del Politécnico. Son las voces de quienes reniegan de los "radicales", de quienes creen que hay "buenos" y "malos" movimientos estudiantiles, de quienes creen que el repertorio de la protesta debe limitarse a dialogar con el poder, en lugar de desconocerlo, de tomarse la foto con los secretarios, en lugar de cuestionar su trabajo. Como señalaba el académico Charles Tilly el repertorio de la protesta es amplio. Lo sano en una democracia es que ésta permanezca así, con movimientos moderados, pero también con radicales. Al final, más movimientos estudiantiles y sociales significan más democracia. Más gente en las calles protestando es sinónimo de democracia. Gente silenciada y con miedo a protestar es símbolo de autoritarismo.

En cuanto a la respuesta del gobierno de Enrique Peña Nieto y en particular a la reacción de su secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, hay ya quienes han dedicado sus plumas a aplaudir el "gran oficio político" del secretario, hay quienes ya lo ven como el "candidato presidencial de 2018", y sí, tal vez ambas cosas sean ciertas.

Es cierto que la imagen del secretario con los estudiantes fue sorpresiva y más por la historia de represión y/o exclusión a movimientos estudiantiles que ha marcado a México, desde la represión del 68 hasta la indiferencia de 2012, cuando el equipo del candidato Peña Nieto desaprovechó una cita con la historia y declinó su participación en el debate presidencial del #Yosoy132, pese a que se le ofrecieron todas las garantías de respeto, neutralidad y cordialidad.

La imagen de Osorio sí fue sorpresiva, pero en lugar de aplaudirla, yo prefiero cuestionarla. Cuestionarla porque no debería sorprendernos que un funcionario público haga bien su trabajo, ésa debería ser la norma. Cuestionarla porque se abren múltiples interrogantes en el futuro inmediato. ¿De verdad ahora veremos a Osorio Chong saliendo a negociar con cuanta marcha pase a lado de Bucareli? ¿Recibirá el secretario a las madres y familiares de las mujeres asesinadas en Ciudad Juárez? ¿Ahora sí habrá justicia para los familiares de la Guardería ABC? ¿Viajará el secretario a Guerrero para supervisar el caso de los 43 normalistas desaparecidos y asesinados en Iguala? ¿Las demandas de los estudiantes del Politécnico no están relacionadas con la Reforma Educativa que el gobierno de Peña Nieto impulsó? ¿Y qué con la Reforma Laboral?

Por lo pronto hay un nuevo movimiento estudiantil en México, que ya tuvo efectos y resultados, pero que aún tendrá que calificar la respuesta de Gobernación así como decidir si le conviene o no a la comunidad del Politécnico la autonomía que se les ofrece de fuera. De igual forma, y para no desactivarse y sobrevivir en el tiempo, el #TodossomosPolitécnico podría nombrar liderazgos claros y solidarizarse con otros movimientos sociales y con las demandas de justicia para los 43 normalistas de Ayotzinapa, pero esa ya es otra historia.

Politólogo e Internacionalista

Twitter @genarolozano

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