Contaminada. Las personas tienen que llenar tinas con agua de una represa para beberla.
"Así como mira el agua, con soquete y todo nos la tomamos, de ahí es de donde toman los animales, ahí llegan la vacas, los burros, los perros, pero qué le hacemos, ni modo de morirnos de sed", dijo Genoveva Trejo, quien vive en el ejido Salitrillo en el municipio de San Juan de Guadalupe, Durango.
Desde hace siete meses no tienen agua para beber y no tienen otra alternativa que tomar agua contaminada de la represa, que se construyó hace más de 30 años, la cual se recarga durante la temporada de lluvia y donde por meses permanece estancado el líquido.
Basura, tierra, peces, mosquitos y hasta heces fecales de los animales contiene el líquido que toman las más de 40 familias que viven en la comunidad.
Todos los días, Genoveva acarrea sus cubetas para tomar y preparar los alimentos y para "limpiarla" un poco, la cuela con un pedazo de tela, sin embargo, sabe que sólo le retira un poco de tierra y basura, no las bacterias que contiene y que está conciente, significa un riesgo para su salud, pero no tienen otra alternativa. Hervirla no es una buena opción, porque el agua toma un fuerte sabor a pescado.
"Y de este charquito es de donde tomamos porque de este lado está más buena, la del otro pozo que está a la otra orilla, es puro soquete y ésa la acarreamos pa' bañarnos y lavar", agrega.
La comunidad se localiza en los límites de Coahuila y Zacatecas. Hay que recorrer un camino muy accidentado de más de 50 kilómetros para ir a cabecera municipal en San Juan de Guadalupe o unos 43 kilómetros para trasladarse al Municipio de Viesca en Coahuila, con la diferencia de que para ese lado existe un carretera que abarca 32 kilómetros que les toma menos tiempo de traslado.
Los pobladores se dicen abandonados por los gobiernos, pues han buscado el apoyo de las diferentes instancias y no han obtenido respuesta.
En Salitrillo no han podido superar la sequía que los "golpeó" severamente y los dejó sin nada, desde entonces las tierras no producen y no tienen agua para beber.
Han pasado más de ocho meses desde que la noria que abastece la red de agua potable dejó de funcionar, desde entonces, se han visto obligados a beber agua de una pequeña represa que fue construida para captar agua de lluvia para el ganado.
NORIAS
La comunidad cuenta con tres norias de papalote; una de ellas abastece la red hidráulica, la cual hace casi un año se averió la bomba y además es necesario reemplazar alrededor de cuatro kilómetros de tubería que conecta al tanque de rebombeo.
Hay otros dos pozos más para el uso agrícola y dicen los pobladores que uno de ellos dejó de operar hace más de 15 años, porque debido al abatimiento del pozo se tiene que perforar a más profundidad y al otro, el motor se descompuso hace unos cinco años.
Se nos cayeron los motores, relata Cipriano Trejo, porque dejamos de usarlos y arreglarlos nos sale muy caro, porque necesitamos también hacer una perforación para levantar las norias.
Platica que hace unos tres años consiguieron un recurso de 250 mil pesos ante la Comisión Nacional del Agua (Conagua), pero les hacía falta además el permiso para la perforación el cual les costaba 200 mil pesos, dinero que no tenían, por lo que perdieron el recurso; "al último perdimos ese dinero".
SIN COSECHA
Cipriano platica que en la comunidad hay alrededor de unas 150 hectáreas, las cuales desde que se derivó el problema de la sequía, dejaron de producir, aunque reconoce que no toda la superficie la sembraban por los costos tan elevados que representa el establecer los cultivos, sólo sembraban un poco de maíz y frijol para alimentarse; "sembrábamos maíz y frijol y de ahí comíamos, pero ahora no hay nada".
Dice que el principal ingreso de las familias proviene de la extracción de cera de la plata de candelilla en donde ganan un promedio de cien a 150 pesos por día, pero para poder ganarlos hay que trabajar unas 12 horas, primero para ir al cerro a recolectar la planta y luego producir la cera que extraen.
También viven de la producción de carbón y para poder producir una tonelada de carbón hay que recolectar tres toneladas de leña y hacerlo significa tres semanas de trabajo para poder obtener 2 mil 500 pesos, pues el intermediario paga en 2.50 pesos el kilo.
"Aquí se batalla mucho, los gobiernos nomás nos dicen que sí nos van a ayudar, pero nomás no pasa nada, nos tienen de a tiro en el olvido, hemos andado en todos lados, con el gobernador (Jorge Herrera Caldera), con el presidente municipal, (Joel Delgadillo) en Conagua, pero nadie hace nada. Todos entran bien gallones, pero a la hora de la hora se olvidan de la gente".
Habitan esta comunidad olvidada por autoridades