(Imagen tomada de: www.artfinding.com)
Tras 18 años en el extranjero, el artista mexicano Gustavo Aceves ha descubierto “que de lejos se ve más claro; tomar cierta distancia me ha servido para también poder entender fenómenos de mi país, la distancia no necesariamente aleja, te hace percibir las cosas desde otra óptica", consideró.
En entrevista con Notimex, el pintor, quien tras radicar en París, Francia, ha encontrado un hogar en Pietrasanta, Italia, aseguró que sigue arraigado a esta tierra que lo vio nacer en 1957, pues el cariño y compromiso con México siempre están presentes.
“A nivel de memoria de mis muertos, están ahí, es mi país pero necesitaba esta distancia para poder hacer el viaje alrededor, para poder decir lo que quería decir desde otro tono, otra fuerza", aseguró.
Estar lejos de esta tierra colmada de costumbres y colores, le ha permitido al artista nacido en Monterrey, Nuevo León, aprender de otras culturas y crecer, pues a partir de su distanciamiento ha podido hablar de la errancia, tema constante en su obra, que se caracterizan por la presencia de cuerpos expresivos y metafóricos, que se contraponen con volumen y estructura.
Además, dijo, a lo largo de esos años de exilio voluntario, en los que ha transitado por Nueva York, Estados Unidos; Londres, Inglaterra, y París, Francia, entre otras latitudes, el artista plástico ha llevado su arte por un camino personal, íntimo, en el que poco figuran galerías, ferias de arte y bienales.
"He elegido un proyecto donde la reflexión y la realización de la obra es mucho más largo, entonces digamos que crecí en el exilio, que ha amparado una idea, ha cobijado un silencio, que permite reflexionar y hacer un cierto tipo de obra", expresó.
Entre las dificultades que ha enfrentado y que lo han llevado a insertarse en la vanguardia del arte europeo contemporáneo, se encuentra vivir con pocos recursos económicos, “encarnar la errancia; viajar con los cuatro o cinco libros necesarios, imprescindibles, eso lo fui aprendiendo y es gracias a eso que sobreviví con lo mínimo; se puede decir que viajo con una maleta ligera".
No obstante, afirmó, es una hombre pleno que vive en el paraíso escultórico en compañía de su esposa, su hija y “León”, un perro fox terrier; “eso habla de una armonía universal que he encontrado en este islote que lo llamaría como el primer ausente, como un cuento peregrino”.
Si bien el artista lleva más de una década lejos de su tierra natal, consideró que nunca se ha ido, pues los seres humos pertenecen al lugar donde nacen; "creo que eso es inevitable".
Los fuertes vínculos que creo con este país, afirmó, no son fáciles de romper, es por ello que siente que México sigue en su tierra "es como traer en la valija personal un pedazo de mi país siempre".
La razón por la que decidió dejar aquel lugar donde creció tiene que ver con el espíritu aventurero que posee; "hay artistas que somos más curiosos, que estamos arriesgados a cruzar, pero hay quienes desde ahí se sienten cómodos y se desarrollan".
Respecto al por qué eligió Pietrasanta como su lugar de residencia, señaló que esta decisión radica en que esa tierra italiana es el paraíso para cualquier escultor, por la tradición con que cuenta.
"Los lugares, laboratorios de mármol, las fonderos de bronce, es el lugar ideal para hacer escultura. No hay otro lugar donde puedas encontrar a los artesanos más especializados, las grandes esculturas y bloques de mármol, el conocimiento de la escultura, es el paraíso; es el lugar donde Miguel Ángel encontró las piezas para el ´David´ (…) En realidad soy tan feliz en Pietrasanta que tengo miedo que cuando llegue al paraíso extrañe Pietrasanta", confesó notablemente entusiasmado.
En sus planes futuros, confesó Gustavo Aceves, no se encuentra regresar a radicar a México, no obstante su obra sí estará presente "esa sí tiene como destino final mi país, eso lo tengo muy claro, yo no tengo idea si regrese pero mi obra sí", concluyó.