TODO parece indicar que el caso Alex Cabrera ha quedado cerrado por lo menos este año, al anunciar el Águila de Veracruz que no piensa reinstalarlo ya que no está en forma debido a tantos días de estar fuera de acción al quedar suspendido de por vida por haber salido positivo en la prueba de dopaje. Cabrera había pedido una prueba B y también salió positivo, pero entonces comenzó a buscar un retorno a través de abogados y un juez mexicano decidió que Cabrera podía regresar con el Águila aunque me imagino que este abogado no está bien enterado sobre las sustancias prohibidas en el deporte.
Cabrera seguramente jugará en la liga invernal de Venezuela donde impuso nueva marca de jonrones en el invierno pasado y me imagino que ningún equipo de la Liga Mexicana se atreverá a firmarlo debido a lo que sucedió este año.
Lo que podría cambiar la Liga Mexicana en vistas de la decisión del juez que metió sus narices en el asunto es modificar esa suspensión de por vida a los jugadores extranjeros. Al respecto sólo recuerdo de aquella para mi gusto injusta suspensión de por vida que le dieron al pitcher dominicano Silvano Quezada después que acababa de tener una super temporada con Alijadores de Tampico en 1973. En aquel entonces el presidente de la Liga Mexicana lo era Antonio Ramírez Muro y Alejo Peralta estaba como Alto Comisionado.
Una suspensión de por vida equivale algo así como a cadena perpetua entre los criminales que van a prisión por un asesinato. Se vería mejor que la suspensión para los jugadores importados fuera más leve o posiblemente igual que la que reciben los jugadores mexicanos. De esa manera se da oportunidad a que el jugador cambie sus conductas y pueda aportar, como en el caso de Chris Roberson que ha dado grandes campañas en la pelota mexicana.
Cabrera jugó un rato en las Mayores con Arizona cuando todavía no había castigo para los que usaban las después prohibidas sustancias y es uno de los que aparece en la lista de dar un jonrón en su primera vez al bat en la gran carpa. Y aunque estaba bateando muy bien lo negociaron al Japón, en donde ha tenido campañas fabulosas conectando muchos jonrones. Es obvio que en Japón no hacen pruebas de antidopaje.
En la Liga Mexicana lo vimos con Minatitlán y Tigres, siendo el gran héroe de los felinos al ganar el campeonato en la temporada de 1997. También se recuerda un largo jonrón en una Serie del Caribe en Mazatlán. Una vez el gerente de Tampa Bay dijo que era el jugador más fuerte que ha visto en su vida. Eso lo delata.