DICE en los Evangelios que leemos los domingos que en el cielo hay fiesta cada ocasión que un pecador se arrepiente y uno se pregunta si en realidad Alex Rodríguez está arrepentido de la vida que ha llevado y que en los últimos días se ha desprestigiado aún más con las declaraciones de la DEA en el sentido de que declaró pagar 12,000 dólares mensuales a la clínica de Miami por sustancias prohibidas, lugar donde le dieron la enseñanza perfecta para no salir positivo a la hora de los exámenes.
Desde hace unos días los diarios americanos le han dado mucha importancia a las informaciones de la DEA en que da todos los pormenores al admitir el que fuera gran bateador que se ha hartado de consumir sustancias prohibidas desde hace tiempo en su carrera. Estas nuevas revelaciones dejan a Rodríguez, de por sí ya en conflicto con el público, como el auténtico villano de la película.
Sin embargo todo va a depender de sus actuaciones ya que si comienza dando aquellos jonrones van a volver las ovaciones. El público es misericordioso con los que se portan mal, sobre todo si aportan al equipo de sus amores. Hasta el gran Ted Williams llevó a cabo una campaña para que perdonaran al ya fallecido "Descalzo" Jackson y fuera incluido en el Salón de la Fama con todo y que se vendió a los apostadores con otros siete jugadores para que sus Medias Blancas perdieran con Rojos la Serie Mundial de 1919.
En Cincinnati y en muchos fanáticos del beisbol desean que perdonen a Pete Rose con todo y que aceptó haber apostado en los juegos de las Ligas Mayores cuando era manager de los Rojos.
Es mucho peor, creo yo, ser suspendido por cuestión de apuestas en el beisbol a ser suspendido por esteroides. Después de todo las Ligas Mayores tuvieron la culpa al no castigar por varios años a los que se ponían fuertes como los héroes de historieta y rompían todos los records de jonrones como Mark McGwire, Sammy Sosa y Barry Bonds, al que los esteroides convirtieron de un delgado estrella en un auténtico Sansón. Primero los ovacionaron, los admiraron, para luego perseguirlos por "habernos engañado". ¿Realmente nos engañaron? Todos sabíamos que al cambiar su físico tan radicalmente estaban usando las drogas que no eran castigadas en los deportes profesionales hasta que la presidencia de Estados Unidos metió las manos en el asunto.
El episodio de Alex Rodríguez se ha alargado más de la cuenta y lo único que falta es que el jonronero, mitad americano y mitad dominicano, pida perdón, se arrepienta y haya fiesta en el cielo.