DESPUÉS de lo que relató Anthony Bosch, el doctor dueño de la clínica diabólica de Miami el domingo durante el famoso programa americano "60 minutos" uno llega a dudar que Alex Rodríguez pueda regresar a jugar en las Ligas Mayores. El señor Bosch indicó que Ale le pagaba 12,000 dólares mensuales para que le proporcionara el último grito de la moda en cuestión de sustancias prohibidas y que no eran detectadas por las pruebas que lleva a cabo el mundo del deporte. Ahora esas sustancias prohibidas vienen también en algo tan pequeño del tamaño de un caramelo que le dan más vigor al jugador para mejorar sus actuaciones.
En ese programa relató cómo también inyectaba a Alex desde el 2010 y cómo el jonronero estudiaba cada una de los ingredientes que llevaba cada dosis prohibida, pidiéndole al doctor Bosch que le diera lo mismo que le mandó a Manny Ramírez cuando volvió a primer plano con los Dodgers de Los Ángeles y tuvo una gran temporada de retorno a la fama. Es el mismo Manny que fue nuevamente detectado en las pruebas de sustancias prohibidas y se marchó del beisbol.
Naturalmente el problema con Alex es más complicado porque hay tantos millones de dólares, como 61, que todavía le debería el Yanquis después que cumpla con sus 162 juegos de castigo que es el nuevo castigo, según declaró el arbitraje el sábado pasado.
Son tantos y completos los detalles que da el señor Bosch que es improbable que los haya inventado, ya que se pone naturalmente expuesto a una demanda y a la cárcel. Incluso guarda un correo en que la "gente" de Alex lo amenazaron de muerte si declaraba algo de lo que había pasado en esa clínica y que mejor se machara a trabajar a otra parte de Estados Unidos.
Lo declarado en el programa de televisión el domingo no sólo incumbe a Alex Rodríguez sino a todos los deportes ya que si las sustancias prohibidas están ya tan sofisticadas y garantizadas a cualquier antidopaje seguramente hay varios jugadores que han seguido esa perfección anabólica como Alex Rodríguez y cada vez la gente va a dudar de las hazañas que se logren por jugadores que están fuertes como un roble.
Con todas las pruebas que tiene la oficina de Ligas Mayores, que fueron las mismas declaradas por el señor Bosch en la entrevista, la suspensión no debió de haber sido por 211 días como fue el anuncio original, sino por toda la vida.
Alex ha quedado con el agua al cuello y va a tener que gastarse todo el dineral que ganó en pagar abogados caros que lo saquen del gran problema en que lo han metido las declaraciones de su doctor en un domingo negro para el deporte en general.