FERNANDO Valenzuela debió haber entrado hace varios años por la vía directa al Salón de la Fama del beisbol mexicano como se hizo con el también formidable Héctor Espino, pero nunca se le hizo justicia al famoso Toro para entrar por la alfombra roja y fue hasta ayer cuando se anunció que con 343 votos ya es miembro del Recinto de Inmortales situado en Monterrey. Otros elegidos lo fueron Daniel Fernández con 211 votos y Ricardo Sáenz, el poderoso siete leguas, con 102, mientras que en el departamento de directivos finalmente se le hizo justicia a Chito Rodríguez que se llevó 287 votos para estar ya en donde debió haber estado desde hace varios años.
Chito, con una larga y exitosa carrera como directivo de los Tecolotes de Nuevo Laredo y luego de los Tigres gitanos que tanto se cambian, había sido el ya merito por varios años pero en esta ocasión el que fue coronado como rey de hace dos convenciones de beisbol en Estados Unidos ya tiene su merecida placa al lado de los ya elegidos.
Como en una elección anterior los votantes le dieron más puntos a Mercedes Esquer que al también formidable Teodoro Higuera, había temor que pudiera pasar lo mismo con Valenzuela, pero el hombre que sacudió al beisbol mundial con la Fernandomanía de 1981 terminó en primer lugar con mucha ventaja para que el salón de los famosos salvara su prestigio en esta ocasión, prestigio que andaba por los suelos.
Fernando no hizo mucho en pelota mexicana pero demasiado en el mejor beisbol del mundo, sobre todo con los Dodgers y aunque mermado en sus facultades por exceso de trabajo realizó retornos muy meritorios con Orioles y Padres de San Diego, entre otros, Valenzuela y Beto Ávila son considerados los mejores jugadores mexicanos de todos los tiempos.
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