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Torreón, entre nuevos proyectos y obras inconclusas

Periférico

ARTURO GONZÁLEZ GONZÁLEZ

Los primeros meses de 2014 se han caracterizado en Torreón por ser de proyectos y promesas de los gobiernos estatal y municipal. Si bien no se puede soslayar la intención de las autoridades para desarrollar nuevas obras y programas que redunden en una mejora de las condiciones de vida de los habitantes de la ciudad, provoca desconfianza el hecho de que los anuncios se realicen cuando todavía hay antiguos proyectos que no han sido concluidos o, peor aún, que se han quedado en el papel.

En el arranque del presente año, que coincide con el inicio de la administración municipal de Miguel Riquelme y el periodo previo al proceso electoral con el que se habrá de renovar el Congreso de Coahuila, el gobernador Rubén Moreira se ha esforzado por intentar convencer a los torreonenses de que esta ciudad es "prioridad" para su gobierno. Para ello, se ha valido de una estrategia propagandística centrada en tres ejes: una mayor presencia en el municipio, la presunción de grandes logros en materia de seguridad y el anuncio de obras a realizar en conjunto con el ayuntamiento.

Dentro de estas últimas destacan la creación de un centro de convenciones, prometido dos veces en campaña -primero la de Moreira y luego la de Enrique Peña Nieto-; un teleférico entre el Cristo de las Noas y la Plaza Mayor; tres nuevas áreas verdes; dos parques industriales, uno de ellos en Torreón y el otro en Matamoros, así como obras de infraestructura vial. Algunos de estos proyectos ya tienen asignados recursos, sobre todo federales, ya sea del fondo metropolitano o del Programa Nacional para la Prevención del Delito; no obstante, hay otros sobre los que aún se desconocen los detalles y el origen de los recursos, por lo que hasta ahora están en calidad de promesa.

Pero mientras se lanzan estos anuncios, hay obras y proyectos en Torreón que desde hace años no han sido concretados. El más importante de ellos es, sin duda, el Hospital General que se construye desde hace cuatro años en el oriente de la ciudad y que a la fecha no ha sido inaugurado, aunque la obra se ha presumido en los informes de gobierno de la pasada y actual administración estatal y en los del anterior ayuntamiento. Cabe destacar que el proyecto de dicho nosocomio fue concebido para ser de tercer nivel, es decir, de especialidades, y que, por "ajustes en el presupuesto", cuando lo terminen será de segundo nivel, es decir, sólo con servicios de consulta y hospitalización. Aún así, debido al rezago que presenta la ciudad y su región en materia de infraestructura hospitalaria, resulta urgente que dicha unidad médica entre en operaciones cuanto antes para brindar la atención necesaria a la población más vulnerable, la cual acude hoy al antiguo Hospital General, inmueble que es obsoleto.

Otra de las obras más sensibles, sobre todo a raíz del incremento de la violencia en la región, es el nuevo Servicio Médico Forense. Aunque el edificio ya está terminado desde hace cinco meses, todavía no cuenta con los servicios necesarios para operar, como lo son agua potable, drenaje, electricidad y mobiliario, tal y como quedó asentado en la nota de la periodista Yolanda Ríos publicada por El Siglo de Torreón el sábado pasado. Mientras se define la situación de los contratos, el servicio se ofrece en la morgue del Hospital Universitario con graves carencias y en condiciones poco dignas para los fallecidos y sus deudos.

En cuanto a obras de infraestructura vial, sobresalen las demoras en la conclusión de la modernización de la antigua carretera a San Pedro, entre la carretera a la Partida y el ejido Paso del Águila, la cual fue entregada en el sexenio pasado pero que carece de alumbrado público, señalización vial y puentes peatonales. Situación similar es la que presenta la autopista a San Pedro, en donde no hay banquetas ni puentes peatonales suficientes, lo cual representa un riesgo para las personas que la tienen que recorrer a pie. Así mismo, en el Sistema Vial Alianza, importante obra para la conectividad del sector más antiguo de Torreón, no han sido habilitados los elevadores tipo monta cargas del puente peatonal y faltan señales adecuadas, sobre todo en la parte superior del complejo, no obstante que la obra ya fue entregada y hasta ha sido blanco del vandalismo. Y qué decir de la prolongación del bulevar Senderos, populoso sector de vivienda media y media alta, en donde los trabajos presentan rezago desde la pasada administración estatal.

Respecto a los parques industriales, se anuncia la construcción de dos más en los límites de Torreón y Matamoros cuando la gran mayoría de los existentes se encuentran en condiciones precarias. Y esta es la causa por la que los industriales asentados en esos sectores han decidido formar una asociación, con la finalidad, ante la falta de apoyo oficial, de impulsar proyectos de modernización.

Dos planes no aterrizados aún, y que vienen desde el ayuntamiento pasado, son el Paseo Morelos y la Ciudad DIF. Con el primero se pretendía impulsar el rescate del primer cuadro de la ciudad, pero todavía no hay los debidos consensos y el proyecto está en fase conceptual. En relación con la Ciudad DIF, se anunció en el gobierno de Eduardo Olmos como una de las obras más importantes para dar una atención integral a la población más vulnerable del municipio, es decir, los niños, adultos mayores y las personas con discapacidad. Sobre este proyecto se desconocen los avances en las gestiones de predios y recursos.

Frente a esta serie de planes inconclusos, es natural que entre la ciudadanía haya desconfianza respecto a la realización de nuevos proyectos. Si bien no es recomendable esperar a que se concluyan las obras proyectadas o en proceso para anunciar otras, ya que las necesidades de la ciudad son muchas y diversas, las autoridades deben cumplir en el ínterin con la ejecución de las promesas y compromisos realizados. De lo contrario tendremos una urbe de proyectos incompletos y, por ende, infuncionales. La apuesta hoy debe ser la continuidad de planes y no el continuismo de una forma ineficiente de concebir y desarrollar la obra pública, que es pagada con el dinero de los ciudadanos.

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