Empleada. Su primera labor al llegar a la casa donde trabaja es regar las plantas y el patio.
A las siete de la mañana, Maribel espera el camión, debe llevar a su hija mayor a la escuela y luego ir a las colonias residenciales donde trabaja como empleada doméstica.
Tenía 12 años cuando aprendió el oficio, logró terminar la primaria, pero por necesidad se dedicó a planchar y lavar trastes.
Cuando falleció el padre de Maribel, ella tuvo que hacerse cargo de su madre y hermana. Recuerda que su primera patrona le enseñó cómo hacer correctamente la limpieza de una casa.
"En Villa Florida fue mi primer trabajo, la señora fue muy buena conmigo. Me enseñó a planchar porque yo no sabía. Tenía que ponerme bien lista para sacar adelante a mi familia", dijo.
Su madre también fue empleada doméstica, en aquellos años las dos salían juntas y prestaban sus servicios en casas cercanas.
"Mi hermana menor llegó hasta segundo de secundaria, le ayudamos, pero luego se salió y se fue a trabajar a una fábrica. Ahorita también trabaja en una casa, igual que yo".
Las experiencias que ha vivido Maribel no han sido del todo buenas, en una ocasión duró sólo dos días en el trabajo porque inexplicablemente la despidieron.
"Yo me fui hasta llorando, no sé por qué me corrió y no me pagó el tiempo que estuve. Siempre trabajo bien, pero ella no sé qué quería".
Actualmente lleva 7 años trabajando en la misma casa, a sus 32 años y con dos hijas, gana 900 pesos a la semana.
"A mí se me hace poquito porque hago dos casas al día y como quien dice por cada casa me están pagando 75 pesos y son casas muy grandes".
En una ocasión habló con sus patrones, les planteó la necesidad de tener seguro médico, pero hasta ahora no le han resuelto.
"Nosotros nos atendemos a los similares, ahí llevo a las niñas para que nos consulten cuando se enferman. Yo me enfermo de gripilla, pero nada más".
EMPLEADAS EN MÉXICO
En el marco del Día Internacional del Trabajador Doméstico, de acuerdo al Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI) en 2013, la población ocupada en México dedicada al trabajo doméstico remunerado en hogares particulares sumó más de 2 millones de personas. Y sólo dos de cada cada 100 trabajadores domésticos tienen acceso a servicios médicos como prestación laboral.