La zona metropolitana de La Laguna aguarda desde hace lustros por un sistema de transporte de calidad y eficiente, y que atienda las necesidades mínimas de movilidad para una mancha urbana en constante expansión. El servicio de taxis y autobuses en Torreón, Matamoros, Gómez Palacio y Lerdo ha representado un “dolor de cabeza” para las autoridades, ya que no logran ponerlo en orden al cien por ciento.
En el caso de Torreón, cada vez que se planeta el aumento a la tarifa, se lanza la promesa de que el servicio va a mejorar: que los choferes van a usar uniformes, que todos los concesionarios tendrán vigentes sus permisos y pagados sus refrendos, que se dará un mejor trato a los usuarios, que se les obligará a los choferes que respeten tarifas de pre-pago, entre otras cosas.
Sin embargo, la realidad es que sólo se perciben algunos avances, pero no son significativos para definir un buen servicio y, sobre todo, no son generalizados en toda la zona metropolitana. Mientras que en Torreón ha habido una mejoría en la mayoría de la flotilla, y también en la aplicación del sistema de pre-pago, en los demás municipios el rezago es evidente. No existe uniformidad en el servicio, los tiempos de traslado siguen siendo largos y el trato que ofrecen los choferes al usuario deja mucho a desear. Además, las paradas no se respetan y no se ha logrado avanzar en la sistematización de los horarios, lo cual abona al caos vial que impera en las calles de la ciudad.
Si las autoridades quieren en verdad avanzar en la mejora del transporte público, deben aplicar un programa integral, es decir, que desde el más pequeño detalle hasta el más importante se cumplan a cabalidad. No es posible, por ejemplo, que los taxis de Torreón se vean imposibilitados para entrar a Gómez Palacio y viceversa. O que existan aún colonias que no estén dentro de la cobertura del servicio.
También es un hecho que el mantenimiento de los camiones no es el óptimo, así como la limpieza de los mismos. Hay unidades que huelen mal, que están vandalizadas y carecen de las condiciones más elementales de higiene. No obstante, el ayuntamiento de Torreón acaba de autorizar el aumento de un peso a la tarifa con la promesa de que el servicio mejorará. Pero, a la luz de lo que ha ocurrido en anteriores ocasiones, esta promesa parece ser una más y no hay claridad en cómo se lograrán los objetivos.
Por si fuera poco, el proyecto de metrobus planteado desde hace seis años no muestra indicios de concretarse y hoy, con todo y la utilización de recursos del fondo metropolitano, no existe la misma voluntad para llevar a cabo la tan ansiada uniformidad en el servicio. Una vez más, los obstáculos del corporativismo apuntan al descarrilamiento de un proyecto que resulta urgente.
La ciudad de Torreón y su área metropolitana es de las más importantes en el país, por su economía, por su ubicación geográfica, por la cantidad de sus habitantes, pero los ciudadanos continúan padeciendo un transporte de segunda a pesar del costo que les representa.
