Se caracteriza por cambios en el estado del ánimo, episodios de depresión, manía, hipomanía o mixtos. (ARCHIVO)
El Trastorno bipolar es un padecimiento genético que afecta en promedio a 2% de la población mundial. Se puede diagnosticar desde los tres años de edad y se caracteriza porque las personas cambian radicalmente de estados de ánimo al pasar de la depresión a la euforia.
Se caracteriza por cambios en el estado del ánimo, episodios de depresión, manía, hipomanía o mixtos.
Algunas personas tienen como primer síntoma la depresión mayor, y se manifiesta con ánimo bajo, tristeza, pérdida de interés, aislamiento y culpabilidad, baja de energía, problemas para dormir y pensamientos de muerte.
Existe el tipo uno, dos y el no identificado y se diferencian por las características de sus episodios. El tipo uno incluye depresión y manía que es un periodo durante el cual la persona presenta incremento en la velocidad de sus pensamientos, del lenguaje, elevación del estado del ánimo, euforia y estado irritable.
Aumenta la sexualidad, la energía, actividad hacia labores específicas, gastos excesivos, disminución en las horas para dormir, con tiempo e intensidad particular, características que repercuten en el funcionamiento individual, social y laboral.
El tipo dos se caracteriza por episodios de hipomanía, y son los síntomas de la manía pero con menor intensidad. En el tipo no especificado los síntomas se pueden confundir con manía o hipomanía.
En los menores de 18 años es difícil diferenciar los síntomas del trastorno bipolar con los de la adolescencia, del desarrollo psicosexual, problemas de conducta y el trastorno por déficit de atención e hiperactividad, por ello el diagnóstico es tardío.
Para controlar este padecimiento es necesario un tratamiento farmacológico combinado, ya que no se cuenta con una terapia suficientemente eficaz, así como psicoeducación y herramientas para contender el padecimiento.
Se recomienda observar en niños y jóvenes los cambios en la conducta. Los síntomas más frecuentes son ánimo elevado o expansivo, euforia, irritabilidad o ira, disminución en la necesidad de dormir, ideas de grandeza y niveles altos de energía, hablan rápido, hiperactividad motora, así como aumento en el apetito sexual.