La tradición cristiana moderna festeja el 6 de enero la llegada de los Tres Reyes Magos a Belén, quienes viajaron para adorar al niño Dios. Una historia muy bonita, que nos invita, particularmente a los menores a portarnos bien y que representa una de las tradiciones más controvertidas de la religión Cristiana.
Los investigadores expresan muchas dudas sobre la exactitud del relato de los citados personajes, máxime cuando sólo uno de los evangelistas los menciona en su escrito. A la historia se le han hecho agregados a través del tiempo, hasta crear confusión.
Próximos a la fecha -6 de enero- en que se recuerda la presencia de tales personajes ante el Niño Dios, al que acuden a adorarle y entregarle presentes, es causa de especial actividad familiar y regalos a los menores, tradición muy sentida en el centro y sur de México, revisemos algunos datos:
La discusión empieza por la llamada Estrella de Belén y definir de qué fenómeno celeste se trataba; al parecer, pudiera ser la conjunción de Júpiter y Saturno, según declaraciones de cronistas de aquellas épocas y estudiosos de los tiempos modernos.
La adoración a los Reyes Magos, inició en Occidente hasta el siglo V derivando en la tradición de llevar juguetes para los más pequeños de la casa a mediados del siglo XIX, época en la que también cobró popularidad escribirle una carta a los monarcas.
Los primeros escritos que reafirmaban la historia bíblica, aparecen en el siglo VII a.C. Algunos investigadores describen a una nova aparecida en la bóveda celeste por las mismas fechas y algunos más afirman que se trató de un cometa. Lo interesante es que no se niega la existencia del fenómeno, que es la base de la narración en cuestión.
Definir a esos tres personajes tampoco es punto de acuerdo: ¿fueron reyes, magos, sabios o astrónomos?
Para pocos es concebible que siendo personajes tan importantes, fueran viajeros en grupo tan reducido, considerando su dignidad, la necesidad de atenciones personales durante el trayecto y la inseguridad existente en los caminos de medio oriente. Su inteligencia se manifiesta al eludir la trampa puesta por Herodes, que les ofrece hospedaje a su regreso ya que deseaba saber el paradero del recién nacido, que amenazaba su hegemonía.
Cuando se revisa la mitología babilónica, se descubre la referencia a tres divinidades a las que los niños les hacían peticiones; en los siglos V y VI a.C., los sacerdotes persas ofrecían a Ahura-Mazda, oro, incienso y mirra, símbolos de poder, bálsamo y sustancia curativa, respectivamente.
El evangelista apócrifo Santiago, los cita como adoradores del Dios Niño y también los festeja el seis de enero, haciéndole coincidir con el solsticio de invierno, fecha en que los paganos tenían ceremonias referentes al aumento de la luz solar.
Esa costumbre cristiana de sobreponer festejos, continua en toda la historia; recuerde nuestra Plaza de las Tres Culturas o la Catedral Metropolitana.
Tertuliano, fue el primero en otorgarles el título de reyes, sin dar explicación alguna, aunque algunos piensan que es probable se haya basado en los Salmos; otros autores insisten en darles nacionalidades de lo que es ahora Iraq, Tarsis y Saaba.
Luego, Marco Polo, en las crónicas de su viaje asentó que al visitar Saveh, ciudad Iraní, encontró que los habitantes aseguraban vivir en el punto geográfico del nacimiento de los Reyes Magos.
Por otra parte, en 1603, Johannes Kepler, astrónomo y matemático de la corte del emperador Rodolfo II de Habsburgo, observó el acercamiento de Júpiter y Saturno en la constelación de Piscis y se preguntó si acaso el Evangelio se refería a ese fenómeno.
En 1925, el investigador alemán P. Schnabel, descifró anotaciones neo-babilonias de escritura cuneiforme acuñadas en una tabla que encontró en sus excavaciones en Sippar, Irán, con un dato sorprendente: la conjunción entre Júpiter y Saturno en la constelación de Piscis, que tuvo lugar en el año 7 a.C., en tres ocasiones: del 29 de mayo al 8 de junio; del 26 de septiembre al 6 de octubre; y del 5 al 15 de diciembre. Además, según los cálculos matemáticos, esta triple conjunción se vio con gran claridad en la región del Mediterráneo.
Francisco Cardini, historiador italiano cristiano, escribió un libro llamado "Los Tres Reyes Magos", asegurando que desde el siglo XII-XIII les atribuyeron nacionalidades de oriente Medio, Asia y África, describiendo a Gaspar con piel negra.
La tradición nos dejó como herencia práctica la oportunidad de reflexionar, nuevamente y después de Navidad, retomando los valores que representan la riqueza espiritual, la fe a un creador omnipotente y la trascendencia del ser humano.
Los regalos son sólo un mensaje de buena voluntad y amor a los menores, que tienen una nueva oportunidad de inspirarse para ser mejores personas.
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