El lagunero Gerardo Solís festejó su primer aniversario como novillero al cortar una oreja el pasado miércoles. (Foto de Jesús Galindo)
El lagunero Gerardo Solís y el yucateco André Lagravere se alzaron como los triunfadores de la Novillada de Año Nuevo, efectuada la tarde del pasado primero de enero en el Lienzo Charro del Kilómetro 11-40, escenario que lució una gran entrada por parte del público lagunero.
Durante el encierro fueron lidiados cuatro novillos de la ganadería Orrante, abriendo el festejo 'Año Nuevo', el cual correspondió a Gerardo Solís, quien luego de una larga de rodillas, toreó a la verónica con gran cadencia. Él mismo cubrió el segundo tercio para ser ovacionado.
Con la muleta inició con pases de rodillas por alto, y ya en los medios estructuró tandas por ambos costados, las cuales le fueron coreadas desde el tendido, dejó una estocada entera en su segundo intento y cortó la primera oreja de la tarde.
En segundo lugar saltó a la arena 'Rey Mago' que debió haber salido en el tercer turno, pero un error del torilero hizo que se alterara el orden de la lidia, adelantándose André Lagravere, quien tuvo un debut contundente al mostrar seguridad y decisión en los tres tercios y echarse el público a la bolsa, para luego con una meritoria faena cortar una oreja.
Por su parte, Abraham Marín recibió en los medios a 'Copo de Nieve' para pegarle una larga afarolada y luego torear a la verónica. Con las banderillas sufrió una fea voltereta que le provocó la fractura de clavícula izquierda, pero aun así se quedó en el ruedo para terminar su faena, toreando por el lado derecho, pues la fractura le impedía hacerlo por el izquierdo.
La gente valoró este gesto de Marín y lo alentó en cada momento de su faena y aunque pinchó en tres ocasiones, la gente lo sacó a dar una vuelta al ruedo.
Cerró el festejo la zacatecana Gloria Emma García, quien lidió a 'Canelo de Oro' al cual saludó con un farol de rodillas y ya de pie mostró quietud y decisión, para de inmediato conectar con el público lagunero.
La faena de esta valiente de los ruedos fue llena de torerismo, quedándose quieta y aguantando las descompuestas embestidas del novillo, culminando su labor al cuarto intento con la espada y dando una vuelta al ruedo.