Estamos por concluir el primer trimestre de 2014 y lamentablemente los indicadores económicos no repuntan ni tampoco se percibe en los hechos la recuperación que todos esperamos en México como resultado de las reformas estructurales.
El índice de la Bolsa Mexicana se mantiene debajo de 40 mil puntos, la inflación anualizada ascendió en febrero al 4.23 por ciento contra el 3.97 de 2013. Además los pronósticos del PIB comenzaron a revisarse, Banamex lo ajustó del 3.8 % al 3.3 % ante los efectos que tendrá el terrible invierno de Estados Unidos en las exportaciones mexicanas.
Algunos expertos señalan que la demora en las leyes secundarias de las reformas en telecomunicaciones y en el sector energético mantiene paralizadas a infinidad de empresas. Nadie quiere invertir ni arrancar proyectos hasta conocer con certeza la nueva legislación.
Para colmo los políticos no se ponen de acuerdo, el lunes pasado la Secretaría de Gobernación envió al Senado la propuesta para reglamentar las leyes de telecomunicaciones y de radiodifusión y de ipso facto las bancadas del PAN y el PRD pusieron el grito en el cielo porque consideraron que no reflejan el espíritu de la reforma original.
¿No se supone que en Los Pinos y en Gobernación se discuten y negocian estos puntos con las fuerzas políticas antes de enviarse al campo de batalla en las cámaras de diputados y senadores?
Lo hemos escrito en anteriores ocasiones, las reformas emprendidas por el gobierno de Enrique Peña Nieto son un esfuerzo y un acierto político notables que no se vivían en México desde los cambios electorales con Ernesto Zedillo y antes con los ajustes a la ley agraria con Carlos Salinas.
Pero llevamos catorce largos meses desde que se iniciaron estas reformas, apoyadas en el Pacto por México, y todavía no vemos claro sobre cuándo y cómo van a aterrizar. Sólo la Reforma Educativa avanzó con sus reglamentos comprendidos en tres distintas leyes del sector educativo.
Seguramente el hombre más poderoso de México y uno de los más ricos del mundo, mejor conocido como Carlos Slim, debe sufrir harta ansiedad al no saber lo que pasará con su imperio telefónico y si además podrá participar en la licitación para las nuevas cadenas de televisión.
Lo mismo deben sentir los propietarios de Televisa, TV Azteca y de las grandes cadenas de radiodifusión de la República. Agregue a ello el nerviosismo de los capitales extranjeros que se supone están por volcarse a México una vez que conozcan las reglas del juego para la explotación de pozos petroleros y la distribución y venta de gasolinas y derivados del oro negro.
Quizá se requiere ahora un pacto económico y financiero en donde el gobierno y partidos se comprometan a cristalizar en el menor tiempo posible las leyes secundarias de las reformas al tiempo que los grupos empresariales anuncien los proyectos e inversiones que llevarán a cabo.
Si bien es cierto que Peña Nieto dio un campanazo con el Pacto por México, también es verdad que este esquema ya cumplió su tiempo y propósito. En consecuencia se requiere en todos los rincones del país acuerdos firmes y ambiciosos con los sectores productivos para que las inversiones, los empleos y la calidad de vida empiecen a repuntar con fuerza.
En otras palabras ya basta de tanta política y barullo partidista. Hay que entrarle de lleno y con energía al meollo del problema para rescatar a México de su estancamiento económico y de sus patéticos niveles de marginación y pobreza.
APUNTES FINALES…
El aniversario número 20 de la muerte de Luis Donaldo Colosio dejó en claro tres aspectos: que los ideales del excandidato presidencial siguen vigentes, que todavía existen personas y sectores a quienes incomoda la imagen del sonorense y que al igual que otros magnicidios, la duda sobre la autoría intelectual de su crimen permanecerá por muchos años más.
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