Una vez más, la Asamblea Legislativa del DF (ALDF) abre la polémica con temas que provocan una discusión nacional y que han convertido a la Ciudad de México en el corazón de los temas "progresistas". El más reciente de esos temas es la presentación de un paquete de iniciativas que pretenden regular el consumo de la marihuana, el alcohol, el tabaco y las sustancias inhalantes y en este tema, una vez más, muchos nos volvemos a preguntar ¿dónde está Miguel Ángel Mancera?
Dónde está el Jefe de Gobierno del DF que a un año de asumir su cargo sigue sin posicionarse ideológicamente, y sin pasión por algún tema en el que él crea. Dónde está Mancera en este tema presentado por los diputados locales Vidal Llerenas, Manuel Mondragón y Esthela Damián, así como por el diputado federal Fernando Belaunzarán y por el senador Mario Delgado, todos del PRD, y que es uno de los temas que han dado identidad a las izquierdas de países como EU, Brasil, Argentina, Holanda, Francia, España etc. Sin el apoyo público de Mancera estos legisladores locales y federales se lanzan por la puerta de atrás en uno de los temas más importantes de los últimos años en el país y a contracorriente de la narrativa nacional, donde desde 2006 el enfoque prohibicionista (el de prohibir y perseguir criminalmente a quienes consumen y producen marihuana) ha fracasado descomunalmente. No es una tarea sencilla, y menos sin el apoyo de Mancera, pero lo cierto es que se hace bien en abrir el debate en el país. Al final, si no se logra aprobar la iniciativa, se gana generando el debate, rompiendo el tabú en México. La liberalización va a llegar, tarde o temprano.
Defiendo desde hace algunos años la despenalización del consumo y de la producción de la marihuana y no solo para fines medicinales, sino también recreativos. Cuando alguien defiende este tema casi siempre es acusado de "drogadicto" y lo cierto es que en mi caso yo sí he fumado marihuana y le he dado el golpe (como Barack Obama, como Bill Clinton, como Miley Cirus, tal vez como usted, tal vez como tú). No tengo ningún problema en decirlo: la última vez que la fumé fue en 2008, en una fiesta en el DF. Honestamente la marihuana me da flojera. No soy ni me siento adicto a la marihuana como sí soy y me siento adicto a otras drogas que sí son más peligrosas y que generan más daños a la salud.
Soy un adicto al alcohol, consumo una copa de vino tres o cuatro veces por semana y unos cuantos vodkas o ginebras en fiestas, y soy realmente un adicto al tabaco, que consumo casi diariamente, hasta Delicados sin filtro he aceptado, y mi adicción me ha llevado a comprar cigarros sueltos en la calle, que quién sabe de dónde vengan, y recientemente electrónicos. ¡Qué asco!
Sobre la regulación de la marihuana sobran ya los argumentos a favor. Expresidentes mexicanos como Zedillo y Fox; brasileños como Cardoso y colombianos como Gaviria, así como un nutrido grupo de intelectuales como Dresser, Castañeda, Aguilar Camín, De la Fuente, entre otros, apoyan enfoques liberacionistas de la marihuana. Por ello quiero rápidamente dedicar unas líneas al otro tema que urge legislar y que acompañará al de la mariguana en la ALDF.
En la Ciudad de México hay más de 2 millones de personas que consumen alcohol en exceso y más de 500 mil que son alcohólicas. De igual forma, casi dos millones de personas fuman en esta ciudad y el uso de sustancias inhalables está al alza, sobre todo en jóvenes menores de 18 años, según datos de la Encuesta Nacional sobre Adicciones del 2011 y de la Encuesta sobre Usuarios de Drogas Ilegales en la Ciudad de México 2012. El consumo del alcohol en el DF es socialmente promovido. Basta con ver una mesa en cualquier restaurante de lunes a viernes y contar las bebidas alcohólicas. Por su lado, el consumo del tabaco empieza a ser marginado, con leyes que prohíben su consumo en espacios cerrados y la publicidad de las tabacaleras y qué bueno que se hizo.
La producción y venta de alcohol y tabaco están reguladas. Hay estándares de calidad en la producción, comercios que los pueden vender y otros que no, y una edad mínima de 18 años para poderlos consumir. En esa regulación hay fallas. Muchas discotecas y bares venden alcohol adulterado. Muchos lugares no piden identificación para vender cigarros o bebidas alcohólicas. Los cigarros sueltos que nos venden en los semáforos están supuestamente ya prohibidos. En fin, si bien es cierto que la regulación existente ya ha tenido efectos positivos como bajar el consumo del tabaco, lo cierto es que aún faltan ajustes y más elementos en el consumo del alcohol.
Qué pareja o madre o padre soltero no desearía que sus menores de edad no consuman alcohol y tabaco en bares. Cuál familia con hijos no desearía que éstos consuman moderadamente alcohol y que no les den vodka adulterado que les puede producir daños a la salud -además de una cruda de miedo.
La ALDF está lanzando un debate histórico. Si bien ahora se concentrará en la marihuana, las siguientes iniciativas que serán presentadas tocan el alcohol, el tabaco y las sustancias inhalables, todas al mismo nivel, pues todas son drogas. Somos una ciudad de consumidores de drogas, algunos funcionales, algunos no. Algunos que necesitan ayuda en sus adicciones, otros que simplemente necesitan información. El problema es que sin Mancera, el churrito puede provocar un malviaje.
Politólogo e Internacionalista
Twitter @genarolozano