"Se ponían a tirar balazos fuera de mi casa", dice el pequeño Jorge Iván cuando recuerda la violencia que vivió y que lo obligó a dejar su casa en la Primero de Mayo por ocho meses para irse a vivir a un departamento en el Centro de Torreón.
El miércoles Jorge Iván, de apenas 12 años de edad, regresó al poniente de Torreón. A la Torreón y Anexas, una de las colonias que colinda con el cerro y que sirvió por algunos años como escondite de integrantes del crimen organizado, lo que obligó a decenas de familias a dejar sus viviendas. Ahora Jorge regresó sin temor, estaba ahí para pintar junto a otros niños un mural con mensajes positivos.
Sobre la avenida Gustavo A. Madero de la Torreón y Anexas era posible ver a más de una veintena de niños y adolescentes pintando temas relacionados con la música, con un mundo de colores y con la no violencia. La actividad fue parte de la clausura del Curso de Verano que se llevó a cabo en el Centro Comunitario de la colonia Nuevo México.
En abril tuve la oportunidad de recorrer las calles de la Nuevo México, casas vacías, con basura y grafiti eran parte de la escenografía. Incluso en algunas casas aún se podían leer leyendas referentes a los grupos del crimen organizado y estaban los sacos de arena que usaban para atrincherarse.
En este sector muchas familias perdieron todo. Los testimonios de las señoras son recurrentes: un buen día al llegar a su casa se encontraban con la sorpresa de que ya había sido ocupada por los criminales. También son muchas las historias de familias que optaron por salirse ante el temor de que sus hijas fueran secuestradas y violadas.
La normalidad aún no llega del todo, pero poco a poco las acciones de los tres niveles de gobierno han hecho posible que algunas familias regresen o lo que es mejor como símbolo de paz, que un grupo de niños pinte por varios días murales en casas que en el pasado inmediato pertenecieron a los delincuentes.
Israel Herrera Flores, artista urbano y encargado de coordinar las acciones de los niños, comenta que la idea surgió ante la necesidad que tienen los menores de expresarse. Para Israel el cambio debe comenzar en la sociedad, de ahí la importancia de generar conciencia en los niños utilizando como herramienta el arte.
"El cambio debe empezar por nosotros mismos, exigimos un cambio a las autoridades, pero tenemos que poner de nuestra parte", afirma Israel Herrera quien también ha plasmado su obra en colonias como el Cerro de la Cruz, La Unión y es integrante del colectivo El Chanate.
Para el artista los niños no son el futuro de Torreón sino el presente: "Si ahorita no aprenden algo positivo pues en el futuro no van a hacer nada positivo".
El grupo de niños, cuyas edades oscilan entre los 10 y 17 años, estuvo trabajando desde el miércoles hasta el viernes por espacio de cuatro horas diarias.
Dulce Pereda, directora del Instituto Municipal de la Mujer, comenta que el Curso de Verano en la Nuevo México tenía como principal objetivo fomentar la cohesión social entre los niños de las colonias que más padecieron la violencia.
"Este mural recupera una casa que algún momento fue un lugar donde guardaban armas o vigilaban a quien entraba a la colonia", dice Dulce Pereda quien destaca el hecho de que los guías del curso hayan logrado ganarse la confianza de los niños que padecieron la violencia o la vivieron de cerca por las actividades de algún familiar.
Con acciones de este tipo los gobiernos estatal y municipal buscan a través de la cultura, la educación y el rescate de espacios públicos transitar hacia una cultura de la legalidad. Finalmente la apuesta es imitar la experiencia de ciudades, como Medellín o Palermo, donde a través de mostrar una realidad positiva se lograron cambiar muchos referentes. Sin duda la imagen de niños pintando un mural donde antes había balazos y casas de seguridad es muy fuerte, pero es también la prueba de que la sociedad puede revertir situaciones negativas.
Es cierto, la delincuencia organizada trastocó la vida en La Laguna. En los últimos años reinaba el miedo de salir a la calle. A cualquier hora del día y en cualquier lugar existía el temor de ser testigo de un tiroteo, hoy poco a poco, sin echar las campanas al vuelo, la gente ha vuelto a tomar las calles y aunque la violencia no ha desaparecido del todo, sí ha disminuido.
La acción de pintar el mural remite a la recomendación del sacerdote Luigi Ciotti, quien lidera la organización antimafia Libera en Italia, quien en repetidas ocasiones ha destacado la importancia de que las autoridades confisquen las propiedades del crimen organizado y se regresen a la sociedad:
"La devolución de los bienes confiscados a la sociedad y su reconversión en realidades de servicio tiene para mí un valor simbólico altísimo: las mafias no sólo ven cómo se les sacan sus propiedades, sino que las ven transformadas en sitios de dignidad, trabajo verdadero, justicia", dice Ciotti. De esta forma una casa que ayer fue utilizada por el crimen y hoy sirve para que niños pinten un mural tiene un gran valor.
Historias como la de Luis Daniel de apenas once años, obligan a la reflexión. El pequeño vivió cuatro años con temor y encerrado en su casa. La inseguridad en el poniente no le permitía salir a jugar una "cascarita". Ahora puede jugar futbol a cualquier hora.
Las actividades realizadas por la Dirección de Prevención Social del Delito, el Instituto Municipal de la Mujer y la Secretaría de Desarrollo Social de Coahuila han permitido a los niños descubrir sus talento en la pintura u otras actividades artísticas, pero sobre todo les ha permitido generar un sentimiento de respeto hacia el otro y de pertenencia, para de esta manera tomar conciencia de la identidad individual y comunitaria y su relación con el respeto al ser humano. Porque finalmente como se lee en el mural, ellos tienen "ganas de cambiar su barrio", pero sobre todo no quieren "que el pasado se vuelva a repetir".
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