Bañistas en la playa, 1912.
Lyonel Charles Adrian Feininger es un artista particular, cuya evolución estuvo marcada por las vanguardias europeas, dos guerras mundiales, su paso por la Bauhaus y su herencia musical, lo que le permitió tocar varias disciplinas artísticas que marcaron las diferentes etapas de su vida.
LOS INICIOS
Feininger nació en Nueva York en uno de los tantos viajes que sus padres, de origen alemán, realizaban debido a su profesión de músicos. Lógicamente, decidieron que su hijo se dedicara también a la música, por lo que a los diecisiete años lo mandaron a Alemania a que estudiara violín, iniciando su educación en Hamburgo.
Aunque el futuro pintor tenía sensibilidad para la música, e inclusive más tarde compondría varias fugas, su vena artística latía más por la pintura, por lo que decidió tomar clases en la Kunstgewerbeschule. En 1892, se trasladó a Berlín para continuar su preparación plástica en la Königliche Akademie, formándose con Ernst Hanke, lo que delató en aquel tiempo el interés de Feininger por el dibujo y la caricatura. Este acontecimiento marcaría indeleblemente su arte, teniendo como referencia a los caricaturistas Wilhelm Busch y Eugene Zimmerman.
LOS CÓMICS
Su interés por el dibujo de caricaturas fructificó al trabajar en la revista alemana Humoristische Blätter en 1890, y en la americana Harper and Brothers en 1892, con colaboraciones esporádicas. En 1895, la revista alemana Ulk le ofreció un trabajo más regula, y en la revista Lustige Blätter experimentó con el grabado en medio tono; en esta publicación colaboró catorce años. Sin embargo, los cómics más conocidos de Feininger, los realizó para Chicago Sunday Tribune en 1906, con las publicaciones The Kin-der-Kids y Wee Willie Winkie’s World, las cuales terminaron abruptamente por problemas con el editor del diario.
The Kin-der-Kids narra las peripecias de un grupo de niños que se lanzan a la aventura en una bañera rumbo a América, perseguidos por la tía Jim-Jam y el primo Gussie, y ayudados por el misterioso Pete, que flota en una nube. Por otro lado, Wee Willie Winkie’s World nos muestra el mundo a través de la mirada transfigurada del pequeño Willie, que antropomorfiza todo lo que ve: las casas cobran vida, las nubes se transforman en soldados, los árboles sonríen, etcétera. Cada tira es una visión de la naturaleza transformada por la fértil imaginación de Willie. Los dibujos realizados con suma fineza y maestría, tienen mucho de onírico y dan la sensación de que Feininger participaba en el proceso de coloración de los mismos.
A pesar de que el artista abandonó el cómic para buscar nuevas formas de expresión, el manejo de la línea en los cartones influyó en su obra posterior, además, aunque éste nunca llegó a la abstracción, la experiencia de la caricatura le permitió desarrollar un ojo crítico que puso al servicio de las deformaciones y abstracciones de los objetos en sus obras de inspiración cubista.
PARÍS Y LAS VANGUARDIAS
En 1906, Feininger se estableció en París en donde estudió en la Academia Colarossi. Para ese entonces estaban naciendo las vanguardias pictóricas, y aunque el pintor no se inscribió en ninguna, se nutrió de varias de ellas. El cubismo fue de gran influencia, particularmente su evolución, el orfismo, desarrollado por Robert Delaunay. Consciente de que él no era cubista, desarrolló paisajes y personajes que se dividen en planos de luz prismáticos y que distaban del método cubista analítico o sintético. De hecho Feininger se refería a su estilo como un «prismaismo».
Del fauvismo tomó el color que enriqueció sus pinturas, y aunque se le ha relacionado con los expresionistas alemanes de El Puente y El Jinete Azul, con quienes participó en algunas exposiciones, realmente no adoptó del todo las premisas pictóricas de estos dos movimientos alemanes.
LA BAUHAUS
En 1919, Walter Gropius fundó la Bauhaus, la gran escuela de diseño y arquitectura alemana, cuya premisa original era que los estudiantes volvieran a la labor del artesanado, antes de ponerse a diseñar. Gropius llamó a Feininger para que se uniera a la planta de maestros, ofreciéndole el taller de grabado. Uno de sus primeros trabajos de esta técnica, Catedral, fue usado como portada del manifiesto de la Bauhaus, donde una catedral iluminada con estrellas, manifiesta el interés por regresar al sistema de talleres medieval y una nueva espiritualidad en la labor creadora.
Feininger no tenía experiencia pedagógica alguna, sin embargo, su buena disposición y el arduo trabajo realizado en la escuela, le ganó el respeto y admiración de sus alumnos, a quienes no les imponía sus métodos, más bien, los dirigía e impulsaba para que encontraran su propio camino.
La experiencia de la Bauhaus influyó particularmente en su obra, que tenía un dibujo nervioso y expresivo. Para 1920, sus cuadros se construyeron a través de un método compositivo, basado en formas geométricas planas y estratificadas, como si se estuvieran viendo las formas a través de un cristal facetado.
En 1924, junto con Jawlensky, Kandinsky y Paul Klee -estos dos últimos también maestros de la Bauhaus-, formó el grupo Der Blaue Vier (Los cuatro azules), exponiendo su obra en conjunto en Alemania y Nueva York.
LAS FUGAS DE FEININGER
De los maestros de la Bauhaus, sólo Klee y Feininger tenían una formación musical sólida, adquirida en el medio familiar, sin embargo, Feininger nunca quiso trasladar las armonías musicales a la pintura, como lo intentaron Klee o Kandinsky, ya que él pensaba que eran dos artes con lenguajes propios e independientes.
Gran admirador de la obra de Bach, se dedicó entre 1921 y 1927, a componer trece fugas, que pese a sus limitaciones musicales, son técnicamente correctas y nos hablan de la gran variedad de intereses creativos que tenía el artista.
NUEVA YORK
Desgraciadamente, la modernidad de la Bauhaus no le interesaba a Hitler, y el arte de Feininger, como el de tantos artistas modernos, fue calificado como «degenerado», por no expresar la ideología nazi. El pintor se vio obligado a salir de Alemania y refugiarse en Nueva York, llegando en 1937 junto con su esposa Julia, lo que representó un duro golpe para el artista. No obstante, poco a poco fue descubriendo los grandes paisajes urbanos de San Francisco y Nueva York, que llenaron sus cuadros con grandes rascacielos y cielos luminosos.
LA OBRA
La obra pictórica de Feininger está influenciada por las vanguardias que le tocó ver nacer. En sus primeras pinturas como Levantamiento de 1910, del MoMA de Nueva York, se ve la influencia del fauvismo en el color, además de la pincelada libre con personajes caricaturescos que recuerdan a sus cómics.
Más tarde, después de la relación con los principales grupos expresionistas alemanes, su arte evolucionó a una especie de cubismo «facetado», con fuertes colores como se aprecia en Jesuitas II de 1913, del Museo de Arte de Saint Louis. Ya en la Bauhaus, desarrolló cuadros que retratan su interés por la arquitectura gótica, como en Gelmeroda VIII de 1921, del Museo Whitney de Arte Estadounidense, con su ya característico estilo de planos que se intersectan y compartimentan el espacio; también durante esta etapa, pintó extraordinarias marinas. De vuelta a Nueva York, la monumentalidad de la ciudad le inspiró cuadros como Manhattan I de 1940, del MoMA de Nueva York, que muestra una pincelada más libre y pastosa.
Feininger murió en 1956 en Nueva York, la ciudad que lo vio nacer. Su vida estuvo marcada por reconocimientos y premios para un pintor que vivió entre dos continentes, entre múltiples vanguardias y que supo sacar de todo esto lo mejor para crearse un estilo propio, a base de arduo trabajo, en las variadas disciplinas artísticas que llegó a desarrollar.
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