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¿Un teatro al aire libre?

GILBERTO SERNA

No conozco personalmente a ninguno de los actores de la controvertida escena donde se encontraron una podóloga, el breve entrenador del equipo y entre ellos dos una toalla cuya estancia, según lo afirma ella, también permaneció solo un instante como un telón en un teatro que se desploma sobre sí mismo al concluir los actores de este dramas sin igual, en una obra montada en el vestidor de un estadio de futbol, él con mirada lasciva, ella a la defensiva mostrando un gran estrés emocional sin conseguir encontrar un alivio. Él es un reconocido técnico del balompié cuya fama le precedía. Ella confiaba en que estaría a salvo del ataque que sufría física y mentalmente si gozaba del escudo que le proporcionarían los dueños del balón. Ella afirmó haber defendido su virtud, a capa y espada, en todo momento.

Tan es así que forcejeó con él mientras aquél le repetía una y otra vez ¿tienes miedo? Luego, la podóloga asegura que Ricardo La Volpe la intimidó pidiéndole mentir, ofreciéndole dinero para que cambiara su declaración. Lo que necesites, agregó. Envió personas que fueron de intimidación, personas que además le produjeron temor, Una obra teatral que con el paso del tiempo fue parchando las primeras declaraciones con la probable intención de ajustar los hechos a la definición de un determinado latrocinio sexual, conducta que se ajusta a la manera de ser del actual dueño del club de futbol cuyos arranques irascibles son de todos conocidos,

Yo no sé si hubo o no acoso por parte de Ricardo La Volpe en perjuicio de la podóloga Belem Coronado, eso lo decidirán en su momento las autoridades judiciales, lo que hago es emitir una opinión con base en los hechos conocidos. Si alguien me pidiera, con base en los hechos que se conocen, cuál sería el leitmotiv del asunto, diría que a La Volpe le pusieron un cuatro o sea que la presunta contratación para dirigir al equipo conocido como las chivas no era sino una trampa, un telón de fondo, dirigido a vengar algún agravio real o inventado en una mente calenturienta, dirigida a denostar a Ricardo La Volpe y, si acaso procede, acabar por echarlo fuera del país. Es tal lo que puede producir un agravio real o ficticio cuando hay faldas de por medio.

No se debe desechar que se trate de "un calambre" en que esa mente diabólica se dé por satisfecho, en un supuesto desquite con poner en la picota del ridículo al pundonoroso director técnico de origen argentino. Se dice en voz baja que quiso pedalearle su bicicleta al dueño en el argot callejero, lo que constituyó el acabose para quien se sabe es de pocas pulgas. Hay muchos precedentes que explican lo que hasta ahora permanecen en el conocimiento de unos cuantos privilegiados. Total una obra del teatro mudo en tres actos. Primer acto se levanta el telón, apareciendo en escena la podóloga hincándose para masajear los pies a quien se presenta con sólo una toalla cubriéndole de la cintura a los tobillos. Segundo acto irrumpe en el escenario el dueño que haciendo aspavientos, muecas y lanzando miradas furibundas aparta a la muchacha de los pies desnudos. Tercer acto, acaba la obra en un vodevil. Como un espectáculo picaresco, en que poco a poco se apagan las luces quedando el público expectante diciendo, ¡oh!, ¡vaya!, ¡caramba!, ¡caray!, ¡huy!, ¡arrea!, ¡cáspita!

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