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Una mamá apasionada del TKD

El trabajo diario en el gimnasio, la continua capacitación, además de la pasión que le caracteriza a esta profesional del tae kwon do, le ha permitido escalar peldaños en el deporte. (Fotografías de Jesús Galindo López)

El trabajo diario en el gimnasio, la continua capacitación, además de la pasión que le caracteriza a esta profesional del tae kwon do, le ha permitido escalar peldaños en el deporte. (Fotografías de Jesús Galindo López)

JOEL FLORES MALTOS

Como una auténtica guerrera, siempre en busca de perfeccionar su desempeño como instructora de tae kwon do, la sonorense Gladys Ramírez Navarro trabaja día con día para alcanzar objetivos en una actividad que ha abrazado como un estilo de vida muy propio y a la cual define como su gran pasión.

A la par, esta exponente del arte marcial coreano cumple con gran orgullo su papel de mamá, teniendo la responsabilidad de formar y educar a dos jóvenes, quienes también comparten su gusto por las artes marciales, siendo además sus alumnos, situación que le ha representado una gran satisfacción personal, al tener la posibilidad de compartir su pasión con sus seres amados.

La sonorense recuerda que fue en 1985 cuando se inició en la práctica del tae kwon do en Cananea, Sonora, teniendo como instructor al profesor Rafael Sosa, de quien aprendió las bases de este deporte, para retirarse por algunos años de su práctica al contraer matrimonio y dar a luz a sus hijos Alma y Víctor.

Ya en Torreón, allá por el año de 1993, continuó su formación dentro de la disciplina bajo la dirección del profesor Jesús López, con quien poco a poco fue perfeccionando sus técnicas y debido a la poca difusión que en ese entonces tenía este deporte y por decisión propia, optó por no convertirse en competidora, concentrándose en perfeccionar sus técnicas, para luego seguir su vocación como instructora, labor que realiza desde hace 11 años.

Como toda mujer norteña, caracterizada por su recio carácter, determinación y espíritu de lucha, poco a poco fue alcanzando sus objetivos en esta disciplina, siendo en el año 2001 cuando consiguió el grado de cinta negra-primer dan, conquista que sólo despertó su deseo por continuar trascendiendo dentro del tae kwon do, siendo un trampolín para seguir en busca de logros mayores, consiguiendo ascender en la escala de esta disciplina, contando a la fecha con el grado de cinta negra-quinto dan.

"Mi deseo de superación no queda ahí, ya que en tres años más espero tener la posibilidad de presentar mi examen para obtener el sexto dan, de ahí que mi preparación no se detenga y siempre estoy buscando la oportunidad de capacitarme, actualizarme y perfeccionar mis conocimientos y técnicas. El tae kwon do es lo que yo elegí como estilo de vida y el tratar de estar a la vanguardia es ya una necesidad diaria''.

HA ADECUADO LA VIDA FAMILIAR AL TAE KWON DO

Al hablar de la relación que guarda su vida familiar y el deporte, la instructora consideró que tal vez sea un error, pero ella ha procurado adaptar la vida familiar a su ritmo de trabajo con el tae kwon do, cuando tal vez lo más normal sería adaptar el aspecto deportivo a las necesidades y ritmo de la vida familiar.

"Las labores de mamá las adapto al deporte, y sin descuidar mis obligaciones, en casa también practico; he organizado mi vida en torno al tae kwon do y creo que mis hijos lo entienden a la perfección, ya que han crecido con ello y es ya una costumbre. Uno educa con el ejemplo y es lo que han visto toda la vida en casa, así que para ellos es completamente normal que esta disciplina forme parte de su diario vivir.

Para Gladys Ramírez, uno de sus grandes orgullos es haber logrado sembrar la semilla del tae kwon do en sus hijos, quienes desde muy pequeños han sido educados en las técnicas y los valores que promueve esta disciplina de origen coreano, de ahí que a la fecha cuente con dos deportistas que gustan y disfrutan de este deporte, además de ser jóvenes poseedores de altos valores de vida, lo cual significa contar con ciudadanos responsables y comprometidos con la sociedad.

"Mi hija Alma inició en el deporte a los cuatro años y mi hijo Víctor a los siete, ambos con el profesor Jesús López, pero se convirtieron en cintas negras ya bajo mi dirección. Alma es actualmente tercer dan y Víctor es cuarto, próximo a ir por el quinto dan. Siento un gran orgullo como mamá''.

ES UNA MAMÁ EXIGENTE Y MUY PERFECCIONISTA

"Soy una mamá e instructora de tae kwon do exigente y perfeccionista, ellos están acostumbrados a ese estilo de vida, así que no les extraña en lo más mínimo las reglas bajo las cuales se rige su proceso de educación y formación'', aseguró esta deportista, quien dijo, es gratificante ver que la semilla del tae kwon dio fruto en sus hijos, al compartir conceptos muy similares en cuanto al estilo de vida, pasando horas hablando de un mismo tema, sea cual sea, al existir un perfecto entendimiento.

Por último, la maestra Gladys, como se le conoce en el medio del tae kwon do, aseguró que la labor de una mamá en su hogar no es un obstáculo para la práctica de un deporte, sino la oportunidad de unir a la familia.

11 AÑOS

De su vida ha dedicado esta sonorense a la enseñanza del tae kwon do en La Laguna.

Sugiere a las mamás el deporte

Los resultados que se logran pueden sorprender a cualquiera, asegura.

* La labor de madre se puede combinar a la perfección con la práctica del deporte.

* El deporte une a las familias y las fortalece en tiempos difíciles como los que se viven actualmente.

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Escrito en: Tae Kwon Do sonorense

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