¡Una vida sin estrés!
En la actualidad, se ha observado un aumento en el estrés y frustración en los niños en etapa escolar, y estos problemas pueden ser detectados a tiempo desde la infancia. Durante el embarazo es muy importante que la mujer se encuentre tranquila los 9 meses, pues está comprobado que sus sentimientos y estrés se transmiten al niño en su vientre. Siria Martínez Jiménez, psicóloga infantil, habla respecto a este tema que puede ser frenado a tiempo.
Estrés desde el vientre
No es necesario que el bebé ya haya nacido para experimentar los primeros signos de estrés. La psicóloga explica que muchas veces, cuando la mamá se encuentra en situaciones de estrés y frustración, al momento de realizar un ultrasonido se puede observar un aumento en el movimiento del bebé, así como una aceleración en su ritmo cardíaco. “Las mamás transmitimos todo a nuestros hijos, ya sea vía hormonal o emocional, pues el bebé ya cuenta con terminales nerviosas incluso desde antes de formarse, lo que nos permite transmitirle toda clase de sentimientos”, explica la psicóloga. De igual manera, está comprobado que el bebé desde el vientre de la madre ya escucha, por lo que las discusiones que su mamá entable con otras personas pueden afectar al bebé.
Diversas situaciones generan estrés en las mamás, como la pérdida de trabajo, de un ser querido, problemas económicos, etcétera, por lo que lo primero que debe de hacer es aprender a tranquilizarse. “Puede trabajar por medio de ejercicios de respiración y autocontrol, puesto que las emociones llegan de un momento a otro, sobre todo por las hormonas, pero una mujer es capaz y debe de aprender a manejarlo de manera inteligente”, comenta la especialista. Hay diversas maneras de expresar aquello que causa estrés, como hablar, a través del arte, baile, ejercicio, etcétera. “No significa que vas a bloquear el sentimiento, sino que lo vas a dosificar para que no te afecte tanto. Una vez controlado, háblale a tu bebé, cántale, cuéntale cuentos, practica yoga para embarazadas, con el cual podrás estar en un momento de paz que le transmitirás a tu bebé”.
Un llanto diferente
“Una vez que el niño haya nacido, la primer causa que le genera estrés será el parto, pues es la primer tarea fuerte y difícil que debe afrontar el pequeño y eso genera un cierto grado de estrés”, explica la psicóloga. Por otro lado, una vez que esta situación ha quedado atrás y el bebé se encuentra tranquilo, comienza lo que respecta a la satisfacción de las necesidades primarias, las cuales, si no se atienden en el momento generan estrés, como el alimento, cambio de pañal, el llanto, la falta de cariño, el contacto físico, etcétera. Sin embargo, cuando llora sin que tenga ninguna de estas necesidades, los padres pueden comenzar a pensar que algo extraño está pasando, tal vez el pequeño no duerma bien, ya sea que lo hacen de más o de menos y sus hábitos alimenticios cambian. Una vez que se detectan estos cambios, la psicóloga explica que el primer paso es acudir a un pediatra para descartar cualquier síntoma fisiológico, como cólicos, problemas gastrointestinales, intolerancia, etcétera. “Una mamá tiene la capacidad de detectar cuando algo anda mal con su bebé”, agrega.
El pequeño debe sentirse amado, querido, protegido, por lo que es muy importante, una vez que se hayan descartado problemas físicos, se debe tranquilizar al pequeño por medio de abrazos, palabras afectivas y de esta manera los padres podrán observar una disminución inmediata del ritmo cardíaco. “El estrés de un bebé es mero reflejo, no tiene todavía consciencia de ello, y al ser sus padres las figuras más importantes en su vida, inmediatamente se calma”, explica la especialista. Si el bebé se encuentra completamente sano y el estrés persiste, se puede acudir con un psicólogo para lograr canalizar esa situación tanto en los padres como en el bebé. Está comprobado que en proporción al afecto y cariño que el pequeño reciba de sus seres queridos, será su desarrollo futuro en la vida.
Problemas en el futuro
Cuando no se tratan estos problemas a tiempo, el pequeño puede desarrollar problemas de conducta en la etapa escolar. La psicóloga explica que en el caso de los niños es posible que se represente por medio de agresiones, son más violentos e impulsivos, ante cualquier situación de desagrado reaccionan con un golpe o groserías. En cuanto a las niñas, suelen ser síntomas más depresivos, son más sumisas, se aíslan, no comparten, no duermen, no se relacionan, etcétera. Hoy en día se ha visto un aumento en el bullying, sobre todo por medio de la tecnología, donde los niños tienen la necesidad de que observen sus actos violentos y además sean validados, lo que les da más poder; esta ya es una situación de cuidado. El abandono en las familias incrementa este tipo de estrés que lleva a los niños a canalizarlo de manera negativa, por lo que es necesario que los padres los observen y sean supervisados, así como evitar o al menos disminuir el uso de tabletas, computadoras y televisión e incrementar el deporte, la actividad física y una alimentación sana.
¿Llorar toda la noche?
Es normal que los bebés lloren durante la noche, sobre todo cuando se encuentran solos y ya en una edad mayor. Siria Martínez Jiménez, psicóloga infantil, comenta que en su opinión, cuando los padres buscan independizar al pequeño se debe hacer de manera paulatina, pues los niños tienen muchos temores nocturnos que aún no comprenden y les causan miedos y estrés. “Debes identificar, no es lo mismo el berrinche en el supermercado a dejarlo llorar toda la noche en su cuarto para que “entienda”. Debe ser atendido y una vez que se encuentre tranquilo, dejarlo otra vez solo”, apunta. Es un proceso complicado, pues es probable que el pequeño se despierte varias veces por la noche y por esto los papás decidan llevarlo a dormir con ellos, pero esto no es sano, pues no aprenderá. Lo mejor es ser paciente y atender al niño cada que lo necesite durante únicamente unos 5 o 10 minutos, y con el paso del tiempo el niño podrá dormir toda la noche solo.