Unidos. Si algo le han achacado a Plascencia es su cercanía con el Gobierno Federal, en particular con la Presidencia.
Durante la presidencia de Raúl Plascencia, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) no cumplió con su responsabilidad e incurrió en omisiones, a pesar de contar con mecanismos legales adecuados y recursos económicos suficientes.
Esta es la opinión de especialistas en derechos humanos, quienes evalúan el desempeño de Plascencia al frente de la CNDH, al arrancar en el Senado el proceso de relevo del ombudsman nacional.
"La CNDH pasa por una crisis grave de credibilidad", dice Alejandra Ancheita, ganadora del Premio Martin Ennals 2014, considerado el Nobel de los derechos humanos.
Ancheita atribuye esa crisis a "la negligencia" y las omisiones que ha cometido Plascencia como titular de la institución. "Que organizaciones de derechos humanos solicitaran un juicio político contra él, que tiene la investidura de defensor del pueblo, tiene un impacto muy negativo para su presidencia y para la labor en conjunto de CNDH", expresa.
La defensora de derechos humanos se refiere a la denuncia de juicio político presentada ante la Cámara de Diputados por el Comité Ciudadano para el Rescate de la Comisión Nacional de Derechos Humanos en favor de las Víctimas, formado por más de 85 personas y organizaciones de la sociedad civil.
José Luis Caballero, académico de la Universidad Iberoamericana y especialista en derechos humanos, considera que la CNDH es "una institución opaca" que no representa el interés de las víctimas.
"La expresión de la sociedad, de las víctimas de graves violaciones a los DDHH que vivimos en México, no están en la agenda de la CNDH", dice.
Con él coincide el doctor Arturo Alvarado Mendoza, especialista en Derechos Humanos de El Colegio de México. "La CNDH ha contribuido muy poco en la vida de los mexicanos", indica.
Alvarado asegura que la comisión no ha defendido los derechos humanos, ha incurrido en omisiones y no ha ayudado a comprender la naturaleza de los problemas que enfrenta el país en materia de humanos que aquejan al país.
La reforma constitucional en materia de derechos humanos de 2011 dotó a la CNDH de la facultad de investigación y de la posibilidad de pedir la comparecencia ante el Congreso de funcionarios omisos en el cumplimiento de las recomendaciones.
Sin embargo, la institución no aprovechó esas facultades para representar el interés de las víctimas, afirma José Luis Caballero.
Agrega que las comisiones de derechos humanos, de la mayoría de los países democráticos, no tienen "una estatura diferente" a la CNDH. "No emiten resoluciones vinculatorias ni sentencias. No son un poder judicial y tampoco utilizan la coacción", explica.
No obstante, sí hacen valer su voz debido a la presión política que ejercen porque son una gran autoridad moral. "Eso necesitamos", afirma.
Alvarado coincide en que la reforma de 2011 en materia de derechos humanos otorgó a la CNDH atribuciones y facultades que ninguna comisión ha tenido en México o en la región. Sin embargo, "Su actuación no ha mejorado".
DESPILFARRO Y POCA EFECTIVIDAD
A la CNDH le sobran recursos, pero le falta efectividad. De acuerdo con los presupuestos de la Federación, durante el primer año de la gestión de Plascencia, en 2010, la comisión recibió 889 millones 578 mil 369 pesos.
A partir de ese año, su presupuesto aumentó. Para 2014 la CNDH contó con 1,416 millones 381 mil 46 pesos. Es decir el Congreso le dio 526 millones 802 mil 677 pesos más. El 70 % de esos recursos está destinado a salarios.
A pesar de sus recursos, las investigaciones de la CNDH para verificar violaciones a derechos humanos que derivan en recomendaciones tardan más tiempo en integrarse.
En 2010, 14 resoluciones se emitieron después de 18 meses de que se denunció el presunto abuso (16.2 % del total de las que se giraron ese año); en 2011, esa demora sucedió en 19 quejas presentadas, lo que implica que en 20 % de los expedientes hubo dilación.
Las cifras indican que en 2012, en 30 casos, el personal de la CNDH tardó más de año y medio en concluir las diligencias de la queja (que equivalen a 32.2 % de las recomendaciones) y en 2013 fueron 35 expedientes los que tuvieron la misma tardanza para actuar.
Por eso José Luis Caballero, académico de la UIA, no duda en advertir que los resultados del ombudsman nacional son malos, comparados con los recursos de que dispone. Su presupuesto, dice, equivale al del Tribunal Europeo de Derechos Humanos.
Alejandra Ancheita coincide. "No significa que esté mal, sino que a partir de ese presupuesto la actuación es absolutamente deficiente".
Fundadora de la asociación Proyecto de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, AC (Prodesc), Ancheita advierte que de 2010 a 2014 el presupuesto de la institución tuvo un aumento de 526.8 millones de pesos. "Esto te lleva a la pregunta de por qué las recomendaciones son tan escasas y deficientes", añade.
Además, el tiempo que toma la CNDH para emitir sus recomendaciones no hace asequible el derecho de acceso a la justicia, principio denominado por instancias internacionales como "el acceso a un recurso efectivo", señala Caballero.
El tiempo que demora demuestra trabas dignas un aparato burocrático, que la comisión no las realiza en los "tiempos normales expeditos", añade.
"El tiempo que toman no se puede justificar", coincide Alejandra Ancheita. "Debería tener una actuación expedita y pronta, con recomendaciones claras y específicas para las instancias involucradas y que el seguimiento sea contundente y efectivo en términos de ser vigilantes de que esas recomendaciones se cumplan y no sólo se escuchen".
RENDICIÓN DE CUENTAS Y TRANSPARENCIA
Para Ancheita, una de las razones principales de "la negligencia de la CNDH" es que ésta no exige transparencia y rendición de cuentas a las diferentes instancias de servicio público.
Estas omisiones provocan procesos interminables de impunidad y abonan a mantener el problema de impunidad frente a la grave violación de derechos humanos, explica la especialista.
En cuanto a la rendición de cuentas de la propia CNDH, Anchieta menciona que existen ya los mecanismos, pero falta hacerlos efectivos.
Remarca la importancia de las funciones de control otorgadas al Senado, que incluyen la elección del presidente, y a la figura de Consejo Consultivo de la comisión, compuesto por ciudadanos distinguidos seleccionados por el Senado, y del trabajo realizado por la Auditoría Superior de la Federación, que audita los gastos de todas las entidades federales.
De la misma manera, Caballero señala que el mecanismo ya existe y consiste en una comparecencia del titular de la CNDH ante la Cámara de Diputados. Debería ser suficiente, dice, pero el problema es que no se da seguimiento por parte de las cámaras.
Alvarado Mendoza, por el contrario, considera que el mecanismo de comparecencia en la cámara no es suficiente, ya que "se politiza".
Además, dice, da lugar a los intereses de los partidos, "que están involucrados en la crisis actual de impunidad, de violación a derechos, en haber creado y permitido autoridades corruptas y criminales".
El especialista considera que es difícil la rendición de cuentas con una sola comparecencia del titular ante la Cámara de Diputados, y recomienda un proceso más transparente de parte del Congreso.
Si bien la CNDH formalmente es una institución autónoma, en múltiples casos evidenció vinculación con sectores del poder público, apunta José Luis Caballero, de la UIA.
"Si omite recomendar, dar seguimiento a las recomendaciones, atender los casos debidamente, hay un cuestionamiento de la profundidad de la autonomía, porque el organismo está para recomendar al poder", explica.
No obstante, la autonomía tiene una doble cara, señala Caballero. Frente al gran esfuerzo de dar mayor autonomía a los órganos que así determina la Constitución, éstos se vuelven susceptibles a la falta de rendición de cuentas y de transparencia, asegura.
"Esa fortaleza de la autonomía tiene una doble cara, que es que los recursos se malgastan, se mal emplean, y puede haber temas de corrupción", dice.
En casos de los últimos años, señala Arturo Alvarado, la comisión no fue autónoma y pareció que esperaba a que las autoridades federales actuaran antes de que ellos tomaran las medidas necesarias. "En la actuación de las Fuerzas Armadas ha sido muy obvio", dice el académico.
Alejandra Ancheita también considera que la CNDH adolece del principio de autonomía, debido a que el proceso de elección de su presidente no garantiza autonomía, independencia ni imparcialidad.
"En este momento que está a punto de cambiar la presidencia de la comisión se tiene que poner una atención prioritaria al tema de la autonomía, porque no la hemos alcanzado y es un principio fundamental para tener un trabajo importante por parte de la CNDH" advierte la defensora de derechos humanos.
RETOS PARA EL PRÓXIMO TITULAR
El mayor reto para el próximo titular de la CNDH es reconformar estructuralmente la comisión para el aprovechamiento de las competencias que tiene, dice José Luis Caballero, académico de la UIA.
"No son necesarias reformas legales", dice. Basta emitir las recomendaciones, ser un observador claro del poder público, reestructurar el sistema de transparencia y rendición de cuentas y recomponer la situación administrativa interna, "porque es un aparato burocrático brutal", dice.
Según Ancheita, lo más importante es la reconstrucción de la credibilidad de la comisión. Esto sólo se logrará, dice, mediante una actuación más expedita y sustantiva, y conforme demuestre en los hechos que es una institución independiente, autónoma e imparcial.
De otra manera, advierte, las recomendaciones no serán tomadas en cuenta, dado que la Comisión seguirá careciendo de autoridad moral.