Ixtapa-Zihuatanejo se disfruta sobre y bajo las olas. (AGENCIAS)
Para tener un primer acercamiento con el destino, nada como pasear a bordo del único catamarán que recorre la dupla costera, el Picante. La embarcación espera frente al muelle del acantilado Puerto Mío, en medio del Cerro del Almacén. Aún con la luz del sol, se zarpa en lo que se ha de convertir una fiesta flotante.
El mejor lugar de la embarcación, la red de la proa, se convierte en una especie de cama desde la cual se puede sentir la brisa del mar y observar la fauna. Todos fijan la vista al horizonte, por si llega a saltar alguna ballena jorobada o un delfín.
El paseo llega a su clímax cuando el astro rey hace su ritual para ocultarse. El cielo comienza a pintarse de rosa hasta alcanzar un tono rojizo que eriza la piel. Las aves regresan a sus nidos ubicados en las rocas filosas que emergen del mar. La luna aparece. Los delfines saltan, por fin. Se sirven tragos y comida.
La Katrina, mezcales frente al mar
Por la noche, el Paseo del Pescador, en Zihuatanejo, se convierte en un andador de ambiente relajado de restaurantitos que cocinan lo mejor del mar. Ahí se encuentra una mezcalería que promete alegrar la noche con canciones de Lila Downs: La Katrina.
Además de servir los mejores mezcales de Guerrero, e incluso producir el propio destilado, cuentan con su cocina de autor. Desde el fogón, salen platillos como el envuelto de requesón, tostadas de atún con plátano macho, carnitas de pescado y tacos de langosta, delicias que cuestan entre 50 y 110 pesos. Si andan por allá, échense un “santo delirio”, coctel de mezcal con piña, jengibre y hierbabuena.
La Isla, esnórquel y kayak
Ixtapa tiene una isla y en ella cuatro playas. Para llegar, hay que abordar una lancha en Playa Linda. El destino es playa Coral, un paraíso de aguas cristalinas y templadas donde se esnorquelea por menos de 100 pesos.
Acompañados por un guía, se puede adentrar al mar con la vista abajo y las aletas sacudiéndose. En cuestión de segundos, los cardúmenes de peces de colores aparecen. El guía desciende para sacar cuatro estrellas de mar araña.
Se pueden tocar y ver cómo caminan. Con todo cuidado, las regresa a su hogar. También, hay erizos, pulpos bebé y peces globo.
Lo siguiente es conocer la playa Varadero, con sus riscos volcánicos y sus abundantes cactáceas.
Parque Aventura, tirolesas y puentes colgantes
En el kilómetro 4.8 de la carretera Zihuatanejo - Lázaro Cárdenas, se pone a prueba la valentía en el Parque Aventura. Se trata de un circuito de 11 tirolesas y 11 puentes colgantes escondidos en plena selva.
El punto más amenazante del recorrido es donde se unen dos tirolesas, de 200 metros de longitud cada una, con un puente hecho sólo de tres cables, dos para colocar los pies y uno sobre la cabeza para sujetarse.
La emoción de andar volando por los aires y brincando como changos se acaba en tres horas, no sin antes haber cubierto los 600 metros de la tirolesa más larga y rápida.
Parque Ecológico Aztlán sobre ruedas
El último día se ocupa para pedalear los 9.7 kilómetros de la ciclopista del Parque Aztlán, una reserva ecológica repleta de manglares, aves y venados cola blanca.
Por 60 pesos, Adventours renta bicicletas y proporciona mapas con los observatorios de aves, así es más fácil encontrar garzas, águilas, patos, loros, pájaros carpinteros y halcones.
En el asfalto, se pueden ver las huellas de los venados cola blanca, armadillos, tlacuaches, iguanas, tortugas y cangrejos.
