El legado artístico del escultor Jesús Otero, a quien este martes se recordará a 20 años de su fallecimiento, puede visitarse de manera permanente en el Museo y Fundación que lleva su nombre en España.
El recinto alberga 50 esculturas, muchas de las cuales realizó en sus últimos años de vida, además, se exhiben utensilios, herramientas y dibujos utilizados en su creación, destaca el sitio electrónico “santillanadelmarturismo.com”.
Jesús Otero nació en Santillana del Mar, ubicado en Cantabria, España, indica su perfil biográfico publicado por esa localidad (santillana-del-mar.com).
Estudió con el escultor español Mauro Muriedas (1908-1991); además, asistió a la Escuela de Artes y Oficios y a la Academia de Bellas Artes de San Fernando, en Madrid, gracias a una beca que por dos años le concedió la Diputación Provincial, en 1929.
Expuso sus primeros trabajos en una colectiva en Santander; es esos años recibió una gran influencia de escultores como Emiliano Barral (1896-1936) y Victorio Macho (1887-1966).
A lo largo de su trayectoria participó en muestras plásticas como: la exposición de Artes y Oficios (1926), Artistas Montañeses (1975), Escultores Cántabros Actuales (1978), así como Pintores y Escultores Contemporáneos Cántabros (1980), en el Ministerio de Cultura de Madrid.
Entre los múltiples galardones que recibió destacan la Medalla de la Exposición Nacional de Bellas Artes (1957), por su obra "Toro", y la Medalla de Oro (1961), en la exposición "Escultores Montañeses Hoy", indica la página web "esculturaurbana.com".
También recibió el título de Hijo Predilecto de Cantabria y la Medalla de Plata de la Diputación Regional, que el gobierno cántabro le otorgó en 1988, y el nombramiento de "Farero mayor de Suances" (1990) por parte del Ayuntamiento de Suances, Cantabria.
Pocos meses antes de morir, el creador inauguró el Museo “Jesús Otero”, recinto que alberga la totalidad de las últimas obras que quedaban bajo su propiedad, las cuales donó, según reporta el diario español “elpais.com”.
Jesús Otero, quien falleció el 26 de agosto de 1994, fue el último de los manipuladores cántabros de grandes masas pétreas, vinculado con la Escuela de Altamira y el grupo Proel.
De acuerdo con estudiosos de su obra, la producción del reconocido escultor puede clasificarse en tres temáticas: la religiosa, los bustos y la animalística; siempre con una íntima relación con la naturaleza, hecho que se refuerza al ser, en su mayoría, piezas para exteriores.
En su obra presenta una carga simbólica, lo que es apreciable en el monumento al “Ebro (Fontibre)”, en el cual representa a la industria, al rió Ebro y hace un homenaje a la comunidad española de El Pilar.
La piedra es el material que más ocupó, aunque a veces utilizó la madera; su trabajo es, generalmente, de taller, realizada en un sólo bloque y caracterizada por la perspectiva circular, aunque se basa en un estudio de las condiciones naturales que van a enmarcar.
Entre su trabajo destaca la escultura de “Cristo”, que realizó para el Ministerio de la Vivienda de Madrid; así como los bustos del político y erudito Marcelino Menédez Pelayo (1856-1912) y del poeta y pintor José Luis Hidalgo (1919-1947).
Numerosas piezas del artista están repartidas por el mundo, entre ellas figura el monumento a Juan de la Cosa, en Colombia, o la Virgen del Rosario, de Miami, Estados Unidos.
En homenaje al escultor, la Consejería de Cultura y Deportes de la Diputación Regional de Cantabria otorga desde 1997 un premio de escultura que lleva su nombre.
