Cada vez es más común la presencia de barras bravas en las tribunas del futbol mexicano. (Jam Media)
Los ciudadanos y aficionados al futbol perciben que los estadios de nuestro país son lugares a los que es peligroso asistir con la familia, así lo revela una encuesta aplicada por el Centro de Estudios Sociales y de Opinión Pública (CESOP) de la Cámara de Diputados.
El equipo de investigadores del CESOP aplicó una encuesta telefónica con el propósito de obtener datos que permitan estudiar de qué manera la sociedad percibe el fenómeno de la violencia en los estadios, sobre todo, a raíz de los hechos ocurridos el 22 de marzo en el estadio Jalisco, cuando se suscitó un fuerte enfrentamiento entre barras de aficionados y policías, dejando como resultado ocho elementos de seguridad lesionados, dos de ellos de gravedad.
La encuesta aplicada por el equipo de CESOP arrojó que casi la mitad de los entrevistados (46%) considera que es muy peligroso asistir a un estadio de futbol con la familia; 3 de cada 10 (28%) señala que es algo peligroso; 1 de cada 10 (11%) piensa que es poco peligroso, y sólo el 7% considera que es nada peligroso.
A la pregunta de qué tanto hacen las autoridades para que las normas de seguridad sean cumplidas en eventos deportivos, dos tercios de los participantes en el estudio (66%) responde que hacen poco o nada. Tres de cada diez (30%) dice que hacen algo o mucho.
Sobre las medidas específicas aprobadas en la Ley, se les preguntó a los entrevistados qué tanto éstas ayudarán a reducir la violencia en los espacios deportivos: 7 de cada 10 (72%) considera que suspender los partidos cuando no se cumplan con las normas de seguridad es la acción más efectiva, un 65% asegura que aumentar la presencia policial en los partidos ayudaría más.
Además, 6 de cada 10 (55%) piensa que credencializar a las porras y barras ayudaría. Un porcentaje similar (55%) señala que crear un padrón de aficionados violentos y prohibirles la entrada a todos los estadios sería mejor, y finalmente, el 53% dice que ayudaría mucho aumentar la pena hasta por cuatro años a los que tomen parte en actos violentos.